El Doctor en Biología Martín Eguaras, quien hace más de 30 años trabaja en el estudio de las abejas, dirige el Centro de Investigación en Abejas Sociales de Mar del Plata en el cual se desarrollan técnicas naturales para la preservación de las abejas.

Una frase famosa que circula por las redes, y que ha sido erróneamente atribuida a Albert Einstein, señala que “si las abejas desaparecieran, al hombre solo lo quedarían 4 años de existencia”. Esta sentencia, aunque engañosa y poco certera, tiene algo de verdad: los insectos polinizadores tienen una gran importancia para la producción de alimentos en nuestro planeta. Las abejas aumentan la producción de los alimentos que comemos los seres humanos entre un 20 y un 40%.

Lo cierto (y preocupante) es que desde el año 2000 se registra a nivel mundial una disminución de las poblaciones de abejas, en especial en Europa. Los motivos de esto no han sido determinados, pero hay tres razones probables, el impacto de los agroquímicos en el ambiente, un hongo parásito llamado Nosema, y la proliferación del ácaro Varroa. Uno de estos factores, o la combinación de los tres, es lo que produce lo que en el hemisferio norte se conoce como Síndrome del Colapso de las Colonias, el cual afecta entre un 20 y 30 por ciento de las colonias de abejas.

Martín Eguaras es un Doctor en Biología argentino que viene estudiando estos insectos desde hace más de 30 años. Es investigador del CONICET y director del Centro de Investigación en Abejas Sociales (CIAS), con sede en la Ciudad de Mar del Plata. Allí, junto a un grupo de científicos trabajan en el desarrollo de curas naturales para recuperar las colonias que están desapareciendo. Eguaras explica que “antes uno pasaba por los campos y al borde de los alambrados se veían un montón de flores raras: ahora es todo monótono, marrón y no hay nada. Evidentemente, antes la abeja tenía fuentes de alimento diferentes, que ahora no están” y segura que “las abejas están acusando el efecto de todo lo que se está haciendo a nivel de la agricultura y los monocultivos que conducen a la perdida de diversidad floral”.

Argentina es uno de los principales productores y exportadores de miel del mundo. La calidad del producto depende de su pureza y actualmente los productos que se utilizan para combatir las patologías de las abejas pueden afectar a la miel. Es por ello que el desarrollo de técnicas y productos naturales resulta tan importante. Eguaras explica que “el objetivo del CIAS se concentró en proteger la salud de las abejas a través de un manejo integrado de plagas priorizando el uso de sustancias naturales. Investigamos para que las sustancias que se utilizan para curarlas no aparezcan después en la miel, la cera y los otros productos de la colmena que se mantenga su calidad, porque lo comemos nosotros como algo natural y porque, si eso no sucede, la miel tendría graves problemas para exportarse”. Uno de los productos desarrollados es un suplemento nutritivo hecho a base de los mismos componentes naturales presentes den el néctar. Este jarabe estimula el sistema inmune de las abejas para que sus heridas cicatricen con celeridad y sean más tolerantes a los pesticidas. “Fundamentalmente usamos aceites esenciales de plantas y ácidos orgánicos. En algunos casos son jarabes, en otros polvos, en otros son formulados incorporados en tiras de PVC o en polímeros que luego se degradan dentro de la colmena” explica Eguaras y agrega que  buscan “productos naturales para que después no aparezcan residuos tóxicos en la miel. Ayudamos a las abejas sin contaminar los productos”.

El investigador, con más de 30 años de experiencia, es optimista en relación a su trabajo y al futuro de las abejas “Si logramos revertir los procesos por los cuales se está afectando la salud de las abejas, el declive de sus poblaciones se va a detener. Mientras tanto, seguiremos tratando de brindar herramientas a los apicultores en una línea de manejo sustentable, para que las abejas vuelvan a resurgir de manera natural

 

Abel Sberna
Fuente: conicet.gov.ar

 

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