En el foyer del segundo piso de OSDE, en Río Grande, se pudo apreciar durante el mes de octubre trabajos de variadas técnicas pictóricas pertenecientes a esta joven artista de 20 años.

A sus 20 años advierte que está al final de una etapa importantísima de su vida, porque en dos meses termina su enseñanza media en el Polivalente de Arte y está pensando en su futuro.
Lo más hermoso sería poder continuar su aprendizaje en Córdoba, en la Facultad de Bellas Artes, pero sabe que no son pocas las dificultades, entre ellas las materiales, y hasta se resigna a quedarse aquí y estudiar abogacía.
Ella lleva algo más de media vida en Tierra del Fuego a donde llegó procedente de Formosa, su lugar natal, luego de la muerte de sus padres. Ahora vive con su hermana –Analía (36) – su esposo y cuatro hijos; y arrastra como una dificultad mayor una dolencia denominada artagriposis múltiple congénita; nada puede hacer con su cuerpo que no pudo desarrollarse en el vientre materno, y todo lo que tiene de habilidad lo realiza con la boca.
Fui a encontrarme con ella y llegué acompañado por Paula Cifuentes, de la Cámara de Comercio, entidad que gestó esta exposición en OSDE, la muestra pictórica “Mis miradas, tu mirada” con la que esta joven artista plástica actualiza la presentación de sus trabajos, producto de un aprendizaje iniciado en el ámbito del Polivalente.
Ella ya había llegado primero, acompañada por una de sus preceptoras. Nos habíamos conocido hace un par de años durante una muestra colectiva de su colegio en el Museo Fueguino de Arte, entonces se la podía ver trabajando sobre un Autorretrato que ahora figura entre los cuadros que aquí se encuentran en exposición y venta.
“Soy artista, me encanta dibujar y pintar, que es lo que más me gusta y espero ser reconocida a nivel nacional e internacional”.
“A mí de chiquita me encantaba dibujar y pintar. Siempre desde mi familia me impulsaron para que hiciera mis sueños, y apuntara a mis metas para seguir adelanta”.
Al llegar se la inscribió en la Escuela Nro 4 -Remolcador Guaraní- donde se enteró que existía una escuela de artes plásticas, y una docente la estimuló para que vaya ahí: “Hicimos todo lo posible para ingresar a esos estudios -rememora-. Me encantó ese cambio”.
“Fue llegar a la puerta y me enamoré, ver las paredes pintadas, todo intervenido. La escuela y el colegio son como mi casa” Concurre a ambos turnos, mañana y tarde. Hilda Peña la llevó de la Casita de Luz al Polivalente que colmó sus aspiraciones y es tutora en horario vespertino, con las materias pedagógicas; por la mañana Gianina González la asiste en el plano artístico.
En algo se ensombrece su mirada al recordar ese año y medio en que en la Escuela Especial Número 2, al principio de todo, sentía que estaba lejos de sus sueños: “Sentía que no pertenecía ahí porque podía aprender más, y pensé esta escuela no es para mí. Quería ver que me vieran como una persona normal”.
Antes de estos yo me había detenido en la contemplación del acrílico con la figura de un gato, que a la vez reproduce el cartel de la muestra. La obra es reflejo de su carácter detallista, y hay que mirar al gato desde diversas distancias para descubrir en que momento dejas de verlo, para que comience el dibujo a mirarte.
Mariana tiene en Van Gogh, o en Marta Minujín, alguno de sus grandes referentes en las artes plásticas; en tanto que desarrolla oleos, acrílicos, crayones y acuarelas, esta última técnica es la de su mayor búsqueda contemporánea, porqué al decir de ella le encanta como se difumina.
Dice que “cada artista tiene un mundo diferente a lo real”, y entre esos dos mundos marchan sus días. Esos que comienzan muy temprano, a las 7, cuando ya se ha levantado y espera la llegada del transporte de gobierno que la llevará al colegio. Se toma un tiempo para entrar en actividad, le encanta ver otras pinturas además de las suyas; le encanta conversar, su boca pequeña encuentra tiempo para todo.
Al mediodía hay que parar. Se guardan los útiles de la pintura y se prepara para el almuerzo. Es de buen apetito y le gusta comer de todo: le encanta el asado, y disfruta de las pastas, que es lo más frecuente en la vianda que se le proporciona en el Polivalente. A veces hay que apurarse, entonces a Hilda o Gianina se suma María, su gran amiga.
Por la tarde llegan las materias convencionales, y si es lunes la primera será Matemáticas, materia con la que poco simpatiza. Pero a todo le pone empeño y con ello es escolta en la bandera provincial, y a veces le toca ser abanderada. Sabe de esta responsabilidad desde su paso por la escuela 4, cuando se distinguió de inmediato como abanderada de la bandera nacional. Sabe de la responsabilidad que significa esta tarea.
Las obligaciones del día finalizan poco después de las 17, y entonces vuelve al hogar, merienda, algunas conversaciones sobre lo que pasa en el mundo, en su mundo, y el celular, que maneja a la perfección que le permite relacionarse con un amplio universo de amistades.
Cada vez falta menos, para que la vida –que hoy por hoy se encuentra contenida por su realidad escolar- irrumpa a la búsqueda de nuevos horizontes.
Mingo Gutiérrez para El rompehielos.