El siguiente texto, escrito por Federico Rodríguez para EL ROMPEHIELOS, no es una ficción, aunque lo parezca.
La Antártida está oculta bajo largos mantos de hielo que cuando llegan al océano originan los icebergs. El clima en este desierto blanco es tan frío que en algunas partes el suelo se encuentra congelado a más de 50 metros de profundidad.
Como se deduce de los restos fósiles de abundante flora y fauna allí encontrados, hace millones de años la Antártida debió gozar de una temperatura subtropical. Sin embargo, el clima actual impide casi todo género de vida. Las tormentas de nieve y las ráfagas de vientos helados aumentan aún más su inhospitalidad. Algunos musgos, líquenes y hongos aparecen en los espacios que dejan libres los hielos. En verano, sus costas son visitadas por focas, ballenas, gaviotas y petreles, pero con la llegada del invierno casi todos los pájaros desaparecen, quedando solo los pingüinos, que se alimentan zambulléndose en el helado mar.
En el hemisferio norte, grupos humanos nativos han logrado superar las desventajas y aclimatarse al difícil medio ambiente de regiones como Alaska o Groenlandia. En la Antártida, en cambio, nunca han existido pueblos originarios. La historia humana recién comienza en el siglo XIX, cuando el continente fue descubierto.
Enfrentándose a la indómita naturaleza y con claras intenciones de legitimar reclamos territoriales, la Junta Militar que gobernaba la Argentina desde mediados de los 70´s, tuvo la idea de enviar a Silvia Morella de Palma, esposa de un militar y embarazada de siete meses, a la Base Antártica Esperanza, situada cerca de la punta de la Península Antártica. Junto a Silvia y a su familia, trasladaron a varios médicos para asegurar los servicios necesarios para el parto.
El 7 de enero de 1978 nació Emilio Marcos Palma, primer humano nacido en la Antártida.
El infante inmediatamente recibió la nacionalidad argentina. Pero las reclamaciones territoriales de Argentina, Chile y Reino Unido se superponen en esa zona. Gran Bretaña expresó que Palma, el primer ciudadano del continente de hielo, podía reclamar sus derechos británicos como habitante de ultramar, pero en ningún momento ni sus padres ni él lo hicieron.
Emilio vive en Buenos Aires, es analista de sistemas y, pese a haber recibido invitaciones de distintos gobiernos y presidentes para participar en las reuniones por el Tratado Antártico, nunca le interesó presentarse.
Dos meses después del nacimiento de Palma, el 27 de Marzo de 1978, nació en la Base Esperanza María de las Nieves Delgado, la primera niña antártica. Para 1980, habían nacido seis niños más en la misma estación científica. Ninguno de los bebés se quedó mucho tiempo en este continente, debido a que el aire demasiado puro de la Antártida no permite que puedan desarrollar anticuerpos.
Si bien Argentina es el país que más gente ha llevado y más bases ha establecido en la Antártida, su trasandino vecino, Chile, también tiene los ojos puestos en esta región. El Régimen Militar que gobernaba Chile en esos años se estaba quedando atrás en esta carrera de nacimientos australes y, por lo tanto, decidieron aumentar la apuesta: el 21 de noviembre de 1984 vio la luz Juan Pablo Camacho, el primer chileno nacido y concebido en la Antártida (totalmente secreto fue el equipaje de la bendecida pareja. Los rumores hablan de cierta lencería minúscula y litros de ají picante y pisco para calentar las heladas noches blancas).
Leo en algún lado que los argentinos Emilio Marco Palma y María de las Nieves Delgado fueron pareja durante un tiempo. Imagino a algún militar argentino trasnochado, soñando con dar otro golpe de estado, para así poder enviarlos juntos a la Antártida para procrear in situ hijos antárticos de padres antárticos y derrotar a los libidinosos trasandinos.
Fede Rodríguez