Un estudio elaborado por la Universidad de La Plata ha revelado la presencia de agroquímicos en la lluvia de la región pampeana de nuestro país. Según los datos publicados recientemente, las lluvias contienen los agroquímicos glifosato y atrazina hasta en un 80%.
El controversial químico utilizado en la industria agropecuaria sigue dando que hablar. Hace pocos días, un fallo de la justicia estadounidense obligó a la empresa Monsanto a indemnizar a un aplicador de agroquímicos que habría enfermado de cáncer a causa del peligroso herbicida RoundUp. A pesar de que la empresa asegura que su producto es seguro para la salud humana, la evidencia científica que afirma lo contrario es abrumadora. De hecho la Organización Mundial de la Salud ha catalogado al herbicida como cancerígeno. Increíblemente, y a pesar de todos los estudios y fallos en contra de Monsanto y su agroquímico, Argentina continúa perteneciendo a los países que más lo utilizan. La preocupación de diversos sectores, incluida la comunidad científica, por los efectos negativos que podría significar este hecho para el ambiente y la salud humana crece día a día y son numerosos los estudios e investigaciones que se llevan adelante. Uno de ellos, publicado recientemente, ha revelado un dato preocupante. El glifosato está presente en grandes cantidades en las lluvias que precipitan en la región pampeana de nuestro país.
Entrevistado por el portal SciDev.net, Lucas Alonso, investigador del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (Departamento de Química Facultad de Ciencias Exactas Universidad Nacional de La Plata) y uno de los autores del estudio, señaló que “La movilidad de los plaguicidas posaplicación existe. Entre los pueblos que recorrimos existía la inquietud respecto de qué sucedía si luego de la fumigación llovía y si los químicos podían ser arrastrados. En algunos lados circulaba el mito de que cuando el glifosato toca el suelo desaparece, algo que demostramos es falso”.
El estudio, basado en 112 muestras tomadas durante casi dos años en pueblos y ciudades de cuatro provincias, demostró que los agroquímicos están presentes incluso en ciudades alejadas de los lugares donde se vierten directamente estos productos. “Que el glifosato y la atrazina se encuentren en la lluvia suma un factor de exposición más al ambiente y al ser humano que no se estaba considerando. Y como son compuestos no naturales tienen impactos asociados a su mayor o menor potencia tóxica y se usan pese a que no sabemos cuáles son sus efectos” explicó el investigador.
Que una sustancia cancerígena se encuentre presente, ya no solo en los ríos y lagos, sino también en las lluvias que precipitan sobre vastos territorios, significa un hecho de suma gravedad que supone un argumento de sobrada validez para revistar, de una vez por todas, el modelo de producción agrícola que argentina viene sosteniendo desde hace décadas. Más allá de todos los estudios que corroboran la peligrosidad del glifosato, se desconoce a ciencia cierta el impacto total que tendrá la presencia del agroquímico de Monsanto en el ambiente y la salud humana. Desde marzo de 2018 se encuentra en la Cámara de Senadores un proyecto que contempla la prohibición del uso de glifosato en todo el país. El mismo espera su tratamiento en comisión, aunque teniendo en cuenta los poderosos grupos económicos que se verían afectados, es poco probable que el proyecto se convierta en ley.
“Y eso que el glifosato no es el compuesto más tóxico: detrás de él se esconden más de 300 sustancias aún peores”, concluyó Alonso, cuyo siguiente trabajo consiste en medir la presencia de otras sustancia peligrosas en las precipitaciones de la región.
Abel Sberna

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