Los hábitos de consumo han ido cambiando en los últimos años, a veces por convicción y otras veces por necesidad, y los regalos que trae Papá Noel no son la excepción. Algunas familias modifican sus costumbres cuando la cantidad de miembros excede un número razonable, otras, en cambio, acceden al cambio de sus rutinas forzados por una nueva realidad de la economía familiar.
220 personas contestaron la encuesta del economista Martín Kalos, a través de la que se preguntaba cuál iba a ser el gasto en regalos de Navidad en comparación con el año 2016. El 43% respondió que este año compraría menos cantidad de regalos.
Los consumidores han ido abandonando gradualmente algunas costumbres adquiridas a consecuencia de la crisis económica, como la compra de objetos de segunda mano o la búsqueda de financiación adicional para esas fiestas. La crisis ha dejado huella en el consumidor y lo ha vuelto más racional y más práctico, por lo que la búsqueda del mejor precio, promociones, descuentos o el uso de tarjetas de fidelidad continúan siendo esenciales en su proceso de decisión de compra.
Con o sin bono extra o más cuotas para comprar, especialistas consideraron que “habrá cambios significativos con respecto a las fiestas pasadas”, porque el consumidor mantendrá los cambios de hábitos de consumo que fueron adquiriendo en estos meses a la par de la pérdida del poder adquisitivo, según dice el sitio especializado Ámbito Financiero.
Buscar ofertas, racionalizar las compras, probar otras marcas, cambiar de comercio y tener una mayor predisposición a comprar marcas propias, ésas serán las acciones del consumidor navideño.
“Hace unos años les regalábamos a todos los niños y con los grandes hacíamos el amigo invisible, ya el año pasado solo le regalamos a los niños y este año directamente cada uno a sus hijos y nada más”, cuenta Fabiola.
Leo, por su parte, explica que “nosotros compramos solo para los chicos, yo ahorré cuando aproveché un viaje al exterior y traje todo con casi dos meses de anticipación. Para regalar a los adultos están los cumpleaños”.
Otro ejemplo es el de Mariana, que relata que “cambiamos los hábitos hace un par de años por el amigo invisible: compramos mejor, con sentido, gastamos menos y disfrutamos más el momento de abrir los regalos, es un golazo”.
Las historias son todas parecidas y un juego tradicional de la escuela o la oficina como es ‘el amigo invisible’ se ha convertido en un clásico de las casas cuyas familias se han extendido. Los niños siguen siendo los mayores beneficiarios, todo sea por mantener la magia.
Según el informe de la consultora CCR, 7 de cada 10 argentinos cambiará sus hábitos de compra para Navidad. Los sectores medios harán menos regalos y los bajos, directamente no comprarán. Descartan que el aguinaldo se vuelque al consumo masivo sino que será destinado a la adquisición de alimentos.
El 16% de consumidores que no compró obsequios el año pasado tampoco lo hará este año. Sólo un 3% de encuestados aseguró que adquirirá más productos, a diferencia del año anterior.
En tanto, el 11% comprará la misma cantidad de regalos y del mismo nivel de precios del año pasado, mientras que el mismo porcentaje adquirirá similares productos, pero de un precio menor.
Flor cuenta que “en mi familia no hay niños chiquitos, entonces zafo un montón. Yo soy muy regalera, me gusta pensar con detalle y siempre regalo a dos compañeras de trabajo, mejor amiga y mi mamá. Este año solo a mi mejor amiga y porque cumple años dos días antes de Navidad”.
O el caso de Irene, que relata que “este año nos juntamos con mis hermanos y compramos los regalos en grupo”.
En Argentina particularmente, el deterioro del poder adquisitivo de los salarios, producto del efecto inflacionario de los últimos años, produjo una baja en la venta de productos de consumo masivo, en un contexto en el que “el consumidor busca segundas marcas y una mejor relación entre precio y calidad”, según el último informe elaborado por la consultora internacional KPMG que publica la página económica Iprofesional.
“Los argentinos están transformando sus hábitos de compra y, en muchos casos, lo están haciendo de manera radical”, puntualizó el informe y remarcó que los consumidores “visitan una mayor cantidad de puntos de venta antes de tomar una decisión de compra, de tal forma de poder efectuar una comparación de precios y mitigar el impacto que la inflación propina en sus presupuestos”.
Asimismo, son más racionales en la elección de los productos, al punto de resignar primeras marcas para migrar hacia otras más económicas, y buscan constantemente un equilibrio entre precio y calidad, dice una de las principales conclusiones de informe especial realizado por la firma y titulado “Consumo Masivo, hábitos y puntos de venta” en el que se analiza el comportamiento del consumidor entre los años 2013-2016.
Según el estudio, por este cambio de hábitos las marcas propias de supermercados y de distribuidores han crecido de manera significativa en los últimos años y se espera que esta tendencia continúe a futuro.
“Pasamos de no comprar nada para nadie, excepto los niños, durante los 90 y principios de 2000, a comprar para todo el mundo. Y ahora volveremos a la versión nada para nadie porque somos una familia enorme pero ya no hay niños. La verdad es que comprar para todo el mundo era un engorro, pero tener que dejar de hacerlo porque no hay un mango es un bajón”, dice Alicia.
Nos hemos vuelto compradores más selectivos y, por qué no, más inteligentes. Ya lo dicen por ahí, la necesidad es la madre del ingenio.
María Fernanda Rossi