Un hombre cubierto con pieles de guanaco
se tiende sobre la pampa
a mirar el firmamento,
y hace vivir lo que ve como si lo estuviera
tocando un antiguo dios,
como si su alma saliera de ese manto
nocturno que lo cubre entero.
Sus ojos contienen
el Universo de su pueblo,
y que fue construido aquí
en los años y en el tiempo del reino
y de los santos.
Este Universo fue
el que se cayó a pedazos,
cuando mataron
a los que lo habían creado.
Fragmento de LA CACERÍA de Pavel OYARZÚN, 1989.
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