“Bitácora de Viaje” es una serie de artículos que cuentan en primera persona las crónicas de navegación del proyecto CAOBA – RUMBO SUR que une Buenos Aires y Ushuaia. Se trata de un proyecto que articula navegación, ecología, socialización y educación, en una experiencia integral a vela.
22/2/2021
Llegamos con el Caoba a Puerto Hoppner y luego de elegir el lugar, el capitán Sigfrido dio la orden de fondear.
Con mi nuevo amigo Federico nos ofrecimos como voluntarios para desembarcar con el gomón a la playa y preparar los cabos de amarre a tierra a fin de protegernos de los famosos vientos williwaws.
Tal es así que nos pusimos los trajes de agua, botas, abordamos el bote y remamos entre agua azul oscuro y los cachiyuyos hasta embicar proa en la playa de piedra. Afirmamos el bote.
Allí tuve que hacer piruetas para subir por troncos a la parte baja del bosque, caminar entre verdín y rocas de la costa escarpada para buscar fuertes árboles, enlazar los cabos de amarre y pasarle a Federico el extremo del cabo para hacer un gigante as de guía de 5 metros de diámetro. Tal es así que al principio, al caminar por el bosque de lengas, toda mi atención se concentraba en pisar suelo firme, todo cubierto de ramas y cortezas, prestando mucha atención a no caer en algún agujero o fosa, prestar atención a que no hubiese algún animal escondido, siendo difícil el avance entre árboles secos, ramas frágiles, rocas y su altura de 5 metros sobre la costa de acantilado.
Finalmente, luego de un difícil caminar de 40 metros entre obstáculos, llegué a los árboles elegidos con aspecto firme, los enlace y pasé cabos de amarre a Federico quien esperaba 5 metros abajo, al pie del acantilado.
Luego, me puse a observar el bosque sobre la colina, y cada vez se hacía más fuerte y evidente la sensación de una extraña presencia en el bosque.
En todo momento me sentí observado, una sensación de vulnerabilidad y de estar en inminente peligro me invadió, era sentirme como si en cualquier momento fuera a ser cazado o flechado por aquella extraña presencia del bosque, era como sentir que un grupo de indios yámanas, antiguos habitantes del lugar, fueran a hacerse presentes, en cuerpo y alma, en una sensación de paralelismo en el espacio y en el tiempo, y sentir que esa presencia del bosque era muy evidente y real portadora de una energía muy densa. Escalofríos en el cuerpo.
Tal es así, que una voz interior me dijo …. ala …. es tiempo de regresar al velero Caoba … y decidí emprender el camino de regreso a la playa, dejar atrás el bosque de lengas, rocas, y no volver a incursionar, por ese día, en el bosque, a fin de no sentir nuevamente esa sensación de vulnerable explorador, dejar atrás el bosque inhóspito, amenazante y dejar atrás aquella sensación de sentirme observado por aquellas viejas almas que habitan el lugar.
Así ha sido una de mis experiencias y sensaciones en la legendaria y lejana Isla de los Estados, particular y místico lugar del litoral Patagónico Argentino.
Más información sobre el proyecto en www.caobarumbosur.com.ar