“El virus ya no es más gripe aviar sino influenza, porque ya se transmitió de aves a mamíferos, ya se contagiaron lobos marinos y focas. Tiene una capacidad de mutación bastante importante”, alertó en Martín Ansaldo, coordinador del área Ciencias de la Vida del Instituto Antártico Argentino.

A fines de octubre, investigadores británicos advirtieron que el principal virus de la gripe aviar había sido detectado por primera vez en la costa de las islas Georgias del sur, en la región subantártica en aves marinas, y señalaron que se trata de “un riesgo” para especies locales como los pingüinos.

La presencia del virus HPAI había sido confirmada entre skúas subantárticos, una familia de aves marinas, según un comunicado publicado por el British Antarctic Survey (BAS), la institución que nuclea a los investigadores polares británicos.

Por su parte, el 28 de noviembre pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), afirmó que, en los últimos 12 meses, se vivió una “situación sin precedente” en Latinoamérica y el Caribe, donde 16 países -entre ellos, Argentina- confirmaron casos de influenza aviar que produjo la muerte o el sacrificio de 12,5 millones de aves, y una “afectación inédita de unos 30 mil mamíferos marinos y de aves silvestres”.

“Cuando empezaron a notificar la mortandad de aves y después empezaron los lobos marinos y elefantes marinos, tanto en Mar del Plata como en el sur, lo fuimos observando hasta que llegó a las Islas Malvinas este año y a Islas Georgias del Sur hace menos de un mes“, recordó Ansaldo.

Entre los condicionamientos que provoca este virus en la Antártida, el especialista mencionó que este año tuvieron que suspender además la “pre campaña antártica” que realizan todos los años desde fines de agosto o principios de septiembre, y que consiste en el traslado al continente blanco de investigadores al inicio de la primavera antártica, cuando comienzan a arribar los animales: focas, lobos, pingüinos y aves voladoras, y, por lo tanto, la actividad del cortejo, la anidada, la puesta de huevos, detalló Ansaldo.

“Se suspendió la pre campaña porque, ante las dudas, quisimos primero armar un protocolo de cuidados. Allá estamos en un lugar extremo, aislado y la evacuación del personal con enfermedades no es fácil”, explicó.

En tanto, la IAATO (en inglés, International Association of Antarctica Tour Operators), organización que nuclea a los operadores privados de turismo en Antártida, decidió que este año los operadores no soliciten visitar bases científicas durante este verano.

Asimismo, el Comité Científico para la Investigación en la Antártida (SCAR) y el Consejos de Administradores de Programas Nacionales Antárticos elaboraron Guías de prevención para asesorar a los operadores nacionales antárticos en la toma de medidas de prevención ante casos sospechosos de influenza aviar.

El protocolo en elaboración incluye, entre otras medidas, orientación sobre el cuidado personal, la vestimenta, la limpieza del calzado y de los trajes protección a ser utilizados cada vez que los investigadores circulen en pingüineras o las loberas, como también el uso de barbijos y guantes.

Para confeccionar el borrador del Protocolo, del cual en los próximos días se conocerá su versión final por parte de la DNA, mantuvieron reuniones con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el Ministerio de Salud, y el Comando Conjunto Antártico (Cocoantar), quien está a cargo de la logística antártica.

“Por ahora no hay cadáveres de animales ni en la Base Marambio ni en la Base Esperanza y ninguna persona se afectó -en el Sector Antártico Argentino-. Hay consignas muy bien determinadas para cuando se observa a un animal que no está en buenas condiciones. Este virus ataca la parte neuronal y es notable cuando empiezan a hacer cabeceos o a estar aturdidos, tienen conductas fuera de lo habitual”, concluyó Ansaldo.

Fuente: Agencia Télam

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