Este día, el presidente Luis Sáenz Peña autoriza la realización de una primera expedición argentina a la Antártida.


Luego de recibir el aval del Procurador del Tesoro, el mandatario argentino firma la resolución por la cual se autoriza “a Don Luis Neumayer para explorar por su cuenta y riesgo las tierras situadas al Sud de la Patagonia denominadas ‘de Grand’” (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).

En el segundo artículo de la resolución se establecen las siguientes restricciones: “No podrá en ningún caso el recurrente proceder a explotar, ya sea por su cuenta o la de terceros, las riquezas minerales o vegetales de las comarcas que recorra; debiendo en oportunidad elevar al Gobierno un informe detallado sobre los estudios y observaciones verificados en los territorios de que se trata”.

Esta decisión del gobierno argentino, se convirtió en un importante antecedente histórico que permitió afirmar “la posición internacional de la República con respecto a sus pretensiones sobre la Antártida, se ha consolidado notablemente. Porque ninguna otra potencia puede exhibir, con anterioridad a 1894, una declaración más rotunda de soberanía que la implícita en los documentos inéditos que hemos transcripto”.

Con respecto a las otras naciones con pretensiones coincidentes con las argentinas, Chile recién hizo “su aparición en escena a principios de 1947, como consecuencia de un decreto de fecha 6 de noviembre de 1940 –que lleva el número 1.747-, conforme a cuyas disposiciones se formaba el Territorio Chileno Antártico (…) Una de las primeras operaciones que efectúan, es levantar una base en la Península Antártica, a la que de inmediato cambian el nombre y la llaman Tierra de O´Higgins”.

En tanto, Argentina la había denominado Tierra de San Martín.
En cuanto a los británicos, “las Cartas Patentes que emiten proclamando su dominio sobre las dependencias australes, no aparecen hasta 1908 y 1917” (op.cit.).

Otro antecedente importante fue la constitución, en 1904, de la estación meteorológica en la isla Laurie, del archipiélago de las Orcadas del Sur, que en su primera dotación ya contó con integrantes argentinos –Hugo A. Acuña y Alejandro J. B. Boracchia-, también los hubo en 1906 y a partir de 1921, la presencia de compatriotas fue una constante (José Manuel Moneta. Cuatro años en las Orcadas del Sur).

Fuente: El Diario del fin del Mundo

Deja tu comentario