Los lobos marinos antárticos son “una especie indicadora del funcionamiento del ecosistema”, dijo a Télam el especialista en mamíferos marinos Gustavo Daneri, quien realizó, con su colega Mariana Descalzo, un monitoreo ecológico de los mamíferos marinos más predominantes en la zona de la Base Esperanza, donde fue inaugurado el primero de tres laboratorios multidisciplinarios que construirá el país en el continente blanco.
Daneri y Descalzo se aprestaban a embarcar en el rompehielos Almirante Irízar, después de pasar el verano en Esperanza, adonde llegaron a mediados de la estación “para hacer un monitoreo ecológico de las dos especies mamíferos marinos más predominantes en esta época del año en esta zona, que son la foca del Weddell y el lobo marino de dos pelos, al que también se lo conoce como foca peletera”, dijo a Télam el investigador.
“Hicimos censos y estudios de ecología alimentaria a través de monitoreos diarios a lo largo de todo el período costero, de esta manera buscamos incrementar las bases de datos que tenemos sobre esas dos especies y complementarlas con datos que venimos acumulando desde hace décadas sobre esas mismas dos especies en cercanías de otras bases argentinas como Marambio, Primavera o Carlini“, añadió.
El investigador apuntó que “los lobos marinos antárticos son una especie indicadora del funcionamiento del ecosistema ya que cualquier parámetro ecológico que uno mide en esa especie puede ser un síntoma de cambios que ocurren en ese ecosistema; hasta el momento nuestro principal punto de estudio estaba en la base Carlini donde hay una gran abundancia de lobos marinos, mientras que acá, en Esperanza, su presencia era ocasional, pero en los últimos años empezó a incrementarse notoriamente y decidimos venir a monitorearlos a esta zona para comparar los datos que obtengamos de este punto con los de las poblaciones más al norte”.
Sobre el trabajo diario, Descalzo contó: “Colectamos muestras variadas, para conocer su alimentación trabajamos con materia fecal, que es un importante indicador de la alimentación del animal y si es necesario obtener muestras de tejidos para análisis más avanzados lo que hacemos es monitorear los ejemplares que se alejan unos 15 o 20 metros del mar y cuando encontramos uno relajado o en descanso lo anestesiamos con una serbatana con tranquilizantes; evitamos ejemplares que estén despiertos o en alerta, porque si reaccionan la situación puede ser muy peligrosa”.
“En principio el proceso de anestesiado requiere de una distancia prudencial de por lo menos tres metros al momento de aplicar la dosis y después se aguarda de 10 a 15 minutos a que el animal tenga menos movimiento y sea seguro acercarse a tomar la muestra”, agregó.
“Los lobos marinos llegan a esta zona normalmente a mediados del verano y se trabaja con la especie hasta principios del otoño; en el caso de la foca del Weddell también se trabaja con ella en los meses de invierno en la zona de base Marambio, pero ahí la complicación es que los anestésicos se congelan y no los podemos aplicar”, completó Daneri.
Daneri reside en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, es doctor en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), trabaja en el Museo de Ciencias Naturales Bernadino Rivadavia, que depende del Conicet, y forma parte de un convenio con el Instituto Antártico Argentino de la Dirección Nacional del Antártico, en el que se especializa en focas antárticas.
Descalzo es oriunda de Vicente López, y es licenciada en Ciencias Ambientales de la Universidad de Buenos Aires, donde cursa además el doctorado en Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias Exactas.
Fuente: Agencia Télam