Un estudio publicado esta semana confirma que la capa de hielo del continente blanco se ésta derritiendo a un ritmo cada vez mayor, acelerando el crecimiento de los mares y restándole tiempo de preparación a las ciudades costeras.
Los efectos del cambio climático en la Antártida son sumamente preocupantes. Las variaciones del clima global están provocando modificaciones significativas en el ecosistema antártico. Una de los efectos más notables es el derretimiento del manto de hielo que cubre el continente y el mar circundante. Estas modificaciones representan un grave peligro para la vida en el continente, pero también plantean una problemática global ya que el derretimiento del hielo provoca, entre otras cosa, el incremento del nivel de los mares, lo que afecta directamente a las poblaciones humanas que habitan las zonas costeras del mundo.
Esta semana se dieron a conocer los resultados de un estudio que afirma que el derretimiento de la Antártida se ha triplicado, lo cual significa una alerta sobre la situación actual del cambio climático y sus efectos sobre el ambiente. El estudio afirma que desde 1992 el continente ha perdido alrededor de tres billones de toneladas de hielo, y la tendencia no parece revertirse. Se estima que anualmente la Antártida vierte más de 200.000 millones de toneladas de hielo en el océano, lo que significa un incremento del mar de medio milímetro anual. Lo preocupante de estas cifras es que, según el estudio, un 40% del desprendimiento de hielos estimado sucedió en los últimos 5 años, lo que significaría que el ritmo de achicamiento se ha triplicado.
El estudio, publicado la semana pasada en la revista Nature, ha sido llevado adelante por un consorcio de 84 científicos de todo el mundo. El trabajo consistió en la revisión de mediciones recientes sobre la perdida de hielo para llegar a un acuerdo general que permita contar con cifras más certeras sobre los cambios que se suscitan en la Antártida a causa del calentamiento global. El resultado indica que los peores pronósticos se están cumpliendo y que a las naciones del mundo no les queda más de una década para reducir considerablemente las emisiones de gases invernadero.
Según los científicos, la situación más crítica la vive la capa de hielo de la Antártida Occidental, cuyos glaciares se vuelven cada vez más inestables debido a que las aguas cálidas del océano los derriten desde abajo. Según el estudio, la Antártida Occidental perdió cerca de 160.000 millones de toneladas de hielo al año desde 2012 hasta 2017, mientras que entre el año 2002 y 2007 la perdida había sido de 65.000 millones. En cuanto a la región oriental, si bien ésta se ha mantenido estable y no ha aportado mucho hielo, en la última media década ha comenzado a derretirse, vertiendo un estimado de 28.000 millones de toneladas anuales.
Si bien estos datos cuentan con el consenso de un importante número de científicos, las proyecciones son inciertas. Resulta imposible predecir si el ritmo de deshielo continuará aumentando o si se tratará de cambios irregulares. Lo cierto es que lo hecho hasta el momento por las naciones resulta insuficiente y urge tomar medidas para evitar que el desenlace resulte catastrófico.
Abel Sberna
Foto portada: Andrew Mandemaker