Tres especialistas del CONICET cuentan de qué manera se ven afectados la naturaleza y los distintos servicios ecosistémicos por las invasiones biológicas.

Naciones Unidas ha proclamado el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica, con el objetivo de fomentar la comprensión, la concientización y la apreciación de diversos valores vinculados con la biodiversidad. La conservación de la diversidad biológica resulta clave para que los ambientes naturales mantengan la capacidad de proporcionar servicios ecosistémicos esenciales para el desarrollo de la vida de las personas, tales como la provisión de alimento, la purificación del aire y del agua, y la estabilización del clima, además del aporte de beneficios culturales. En este sentido, de acuerdo con los especialistas, una de las principales amenazas a la biodiversidad son las invasiones biológicas. Según el último reporte de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, hay en el mundo actualmente 3.500 especies exóticas invasoras dañinas. Conocer más sobre los mecanismos ecológicos, así como sobre los efectos de estas invasiones es fundamental para hacer un mejor manejo de las especies exóticas y mitigar sus consecuencias ambientales, sociales, económicas y culturales.

En el marco de una nueva celebración, tres especialistas del CONICET en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR, CONICET), situado en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT, CONICET), de Puerto Madryn, analizan el impacto de las especies invasoras en la biodiversidad marina norpatagónica:

Clara Giachetti, Karen Castro y Nicolás Battini – Foto Cenpat

“Una vez que uno empieza a conocer cuáles son las especies exóticas invasoras, y a ver cómo ocupan el espacio y dominan completamente algunas comunidades, los cambios en el ambiente se hacen muy evidentes. Eso, obviamente, genera problemas porque las especies invasoras no solo ocupan espacio, sino que también consumen recursos que son limitados y compiten con las especies nativas. Eso, a la larga, puede llevar a cambiar los parámetros poblacionales de las especies nativas, que disminuya su abundancia y se vayan reemplazando por las especies exóticas invasoras”, indica el investigador Nicolás Battini, que integra el Grupo de Ecología en Ambientes Costeros (GEAC) del IBIOMAR.

“Eso puede tener consecuencias de diferentes niveles también para la población humana, sobre todo si una invasora empieza a afectar a una especie de importancia económica, de interés turístico, social o cultural. Es importante entender que la biodiversidad no es solo importante en términos biológicos, sino que también puede afectar aspectos económicos, sociales y culturales de una ciudad, región o país”, agrega Clara Giachetti, investigadora del mismo instituto.

El caso del cangrejo verde

El cangrejo verde, Carcinus maenas, fue detectado por primera vez en la costa patagónica argentina en 2000 y se ha extendido rápidamente hacia el norte a lo largo de la costa. En 2018, se observaron en la costa muchas conchas vacías del gasterópodo comestible Buccinastrum deforme, que mostraban cicatrices compatibles con las causadas por las depredaciones aplastantes de cangrejos. En un trabajo encabezado por Federico Márquez y Soledad Zabala, integrantes del Laboratorio de Reproducción y Biología Integrativa de Invertebrados Marinos (LARBIM) del IBIOMAR, se demuestra que la disminución en la presencia de B. deforme fue inversamente proporcional al aumento de las poblaciones de C. maenas. Cabe destacar que el caracol Buccinastrum deforme es una de las tres especies de gasterópodos marinos con mayores desembarques comerciales declarados en Argentina, por lo que “la capacidad de dispersión del cangrejo verde, además de su fuerza depredadora y voracidad, podría poner en peligro la pesca artesanal de B. deforme e inducir cambios irreversibles en los ecosistemas costeros de la Patagonia Atlántica”, indica el trabajo publicado por la revista Regional Studies in Marine Science.

La importancia de la diversidad

Es importante destacar que las comunidades biológicas, cuanto más diversas sean, presentan una mayor resistencia a la introducción de especies. Cuando la diversidad disminuye, quedan “espacios vacíos” (que en ecología se denominan nichos) que pueden ser ocupados más fácilmente por una especie exótica invasora. Es decir, la presencia de menos depredadores o competidores facilita que se establezca una nueva especie en la comunidad. A los impactos ambientales, económicos y socio-culturales debidos a la pérdida de especies, se suman otros causados por la presencia de especies exóticas invasoras: “Algunos ejemplos son: las pérdidas económicas por rupturas de jaulas y sogas de cultivo de mejillones, colonizados por ascidias invasoras, los gastos extras que deben hacerse para limpiar las playas de restos del alga Undaria pinnatifida, o el desplazamiento espacial de especies de cangrejos nativos de importancia económica por la presencia del cangrejo verde”, detalla la becaria postdoctoral Karen Castro.

“La mejor estrategia de manejo frente a las invasiones biológicas marinas es prevenir la introducción de las especies. Por esta razón, en nuestro grupo investigamos el rol de las embarcaciones en el transporte de especies a lo largo de la costa; cómo las especies invasoras presentes modifican y afectan a la diversidad; el funcionamiento de las comunidades nativas; y el rol de las estructuras artificiales (muelles, marinas, buques hundidos) en el establecimiento de especies invasoras y en la conservación de las comunidades nativas”, añade Giachetti.

Otros factores de cambio

Los especialistas del CENPAT aseguran que, en el mediano y largo plazo se observan cambios completos en comunidades y especies que desparecen de ciertos lugares donde estaban. “Esto, a nivel local, lo hemos visto con los mejillines, con los cangrejos nadadores y con algunos cangrejos del intermareal. Especies que antes eran comunes, que se veían siempre en la playa, hoy son casi imposibles de encontrar. Esto es difícil atribuírselo únicamente a la aparición de una especie invasora, ya que en general existen otros cambios, como aumentos en la temperatura o cambios en el uso de la costa, factores que pueden aportar a cierto nivel de desequilibrio que también afectan a la biodiversidad,”, finaliza Battini.

Fuente: CONICET

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