“Es casi ‘el sueño del pibe’ porque básicamente me pagan por estar todo el día en las redes sociales. Contrariamente a lo que mucha gente cree, es un trabajo muy serio y que demanda ciertos conocimientos de todo tipo para desarrollarlo hábilmente”. Tomás en Community Manager, tiene 23 años, estudia Comunicación social y es el encargado de manejar cuentas tanto empresariales, institucionales como personales de sus clientes.
“Un poco el secreto es generar contenido y que cada tuit, posteo de Facebook o foto en Instagram sea contenido original para la cuenta y para la plataforma. A veces es una persona muy pública entonces hay que tener extremo cuidado en cómo se plantean los contenidos, desde las marcas se busca originalidad y propuestas innovadoras que hagan al público interactuar con la cuenta y, en cambio, desde las instituciones la idea es poder comunicar de manera eficiente”.
El siglo XXI ha traído innovaciones digitales y tecnológicas a las que nos hemos ido adaptando de manera paulatina, pero aquellos jóvenes que han nacido en esta nueva era traen consigo la comodidad de vivir a través de las nuevas tecnologías y los nuevos medios de comunicación social.
Desde buscar pareja por alguna aplicación en el teléfono celular, hasta páginas en las que de manera virtual se carga el curriculum vitae y se accede a ofertas de trabajo de cualquier lugar del mundo, abrieron una puerta que para las generaciones anteriores todavía resulta algo extraña.
Pero no todo queda allí pues, por más curioso que parezca, las nuevas generaciones vivirán de empleos que incluso hoy no son considerados “trabajos”. Escribir en redes sociales, jugar un juego online, diseñar personajes son solo algunos ejemplos.
Actualmente, cerca de 300 millones de personas siguen de forma habitual los deportes electrónicos. La final de League of Legends alcanzó los 36, más que la final de la NBA o del mundial de Rugby.
Franco tiene apenas 14 años, pero ha sido convocado por una de las grandes compañías de eSport (nombre usado para designar las competiciones de videojuegos, que se han convertido en eventos de gran popularidad. Por lo general los eSports son competiciones de videojuegos multijugador, particularmente entre jugadores profesionales), para que los represente a nivel mundial.
“Empecé a jugar porque soy fanático del fútbol y me gusta mucho el juego que viene para la Tablet. De a poco me fui metiendo en torneos en el que podías entrar gratis y de repente empecé a ganar. Sin darte cuenta por ahí estás jugando con un player de Japón, al rato con uno de Estados Unidos y a los 20 minutos uno de la vuelta de tu casa. Es muy dinámico”.
“El año pasado estaba jugando uno de estos torneos y el premio era cierta cantidad de plata en dólares y ganar la posibilidad de representar a la compañía en el mundial. Gané en un partido muy peleado, empecé perdiendo si mal no recuerdo, pero lo pude dar vuelta. Dependiendo del torneo son tiempos de 3 minutos o de 10 minutos, varía según lo que se juega”.
“Y bueno, desde ese momento además de ir a la escuela y hacer las cosas que me toca en mi casa juego para esta empresa. No es una cosa tonta, hay que entrenar como si fuera un deporte tradicional y si no contás con un sponsor es muy difícil que te puedas hacer jugador profesional”.
Actualmente, gobiernos como el estadounidense o alemán reconocen a los jugadores profesionales de videojuegos como atletas y el Comité Olímpico Coreano ha concedido el rango de deporte olímpico a los eSports.
Un informe elaborado por Thomas Frey, científico y director del prestigioso DaVinci Institute de EE.UU., quien es una permanente referencia de consulta en materia de “futurología” por gigantes como Google, destaca que miles de empleos “convencionales” hasta la fecha desaparecerán en 2030.
Con su mirada posada en 2030 como horizonte, Frey se ha preguntado: “¿Vamos a quedarnos sin trabajo en el mundo? Por supuesto que no. No hay nada más absurdo que proclamar que ya no tendremos tareas por hacer. Pero la clave radica en que debemos tener trabajos remunerados que coincidan con las labores que habrá que hacer, y con el desarrollo de las habilidades necesarias para los trabajos del futuro”, explica en su texto titulado ‘Future Jobs: Preparing for Jobs that Don’t Yet Exist’ (Trabajos del futuro: preparándose para las profesiones que todavía no existen”)*.
Mateo nació y se crió en Tierra del Fuego. A fines de 2016 viajó a la ciudad de Dublín, Irlanda para cursar una especialización en inglés. Una vez allí empezó a trabajar en el mismo instituto en el que tomaba clases: “un día después del trabajo agarré mi computadora y entré a mi juego online favorito, revisando la página me encontré con un aviso que anunciaba que iban a contratar gente para que trabaje dentro de la compañía y no lo pensé”.
“Le pedí a mi mamá que me ayude a escribir un currículum, tengo 19 años y acababa de terminar la escuela así que imagínate que mucho no tenía para escribir, pero lo mandé igual. Cuando lo mandé dije algo como ‘ok, sé que no tengo ninguna experiencia, pero sé todo lo que hay que saber sobre su juego, háganme una entrevista’, y se ve que algo les llamó la atención, no sé si lo caradura o qué y me llamaron para la entrevista”.
“Me acuerdo que la reunión fue un domingo, algo insólito para mí, pero bueno, me entrevistaron, charlamos, me preguntaron un millón de cosas sobre el juego y sobre qué conocimientos tenía yo sobre algunas cosas técnicas y nos fuimos. Al otro día recibí el llamado en el que me avisaban que había quedado seleccionado e inmediatamente empecé a trabajar ahí”.
“Sinceramente no lo podía creer. He pasado una cantidad de horas que no podría ni contar jugando a este juego y ahora estaba del lado de adentro. Es como si te pasaras todo el día jugando a la pelota y de la noche a la mañana estás jugando en el Barcelona con Messi, sencillamente una locura”.
“Si me habrán retado mis viejos por ‘perder tanto tiempo con ese jueguito’ y al final fue lo que me dio el empujón que necesitaba. Igual, chicos, háganle caso a sus padres: siempre es más importante que te vaya bien en el colegio a jugar bien en la compu”.
“Bueno, después de juntar un año de experiencia en esta compañía tan importante en Dublín el mes que viene me voy a vivir a Francia porque me contrataron de otra empresa aún más grande así que estoy con bastantes nervios y mucha expectativa por este nuevo desafío”.
Haciendo un breve análisis quizás va siendo hora de que los adultos empecemos a flexibilizarnos y acompañar a nuestros hijos en sus intereses, aunque nos parezcan de lo más descabellados. Quizás quiera ser futbolista, artista, chef o, por qué no, creador de un nuevo trabajo que será muy necesario en 2030 y que aún hoy no existe.
*lainformacion.com
María Fernanda Rossi