Con la llegada del otoño, Tierra del Fuego se tiñe de colores vibrantes, desplegando algunos de los paisajes más memorables del sur. Entre las lengas rojas y amarillas, los ñires verdes, las montañas cubiertas de blanco, las lagunas esmeraldas y el mar azulado, este rincón del mundo invita a la contemplación y la conexión con la naturaleza.

El otoño es el momento perfecto para adentrarse en esta tierra austral y explorarla de diversas formas. Ya sea a través de un apacible paseo en tren, en bus o en catamarán, o simplemente caminando por sus senderos y capturando cada instante con la lente de una cámara fotográfica, el otoño en Tierra del Fuego ofrece experiencias únicas e inolvidables.

Uno de los habitantes más característicos de estos paisajes es el carpintero negro patagónico (Campephilus magellanicus). Desde la región ecotonal hasta el extremo sur de Tierra del Fuego, este pájaro deja su marca en el silencio del bosque con sus potentes golpes en los troncos huecos de los árboles, resonando como hachazos en la quietud del entorno.

Con una longitud de 36 cm, el carpintero negro patagónico vive en parejas o en pequeños grupos. El macho se distingue por su plumaje negro, con un capuchón rojo en la cabeza, alas con áreas blancas y ojos amarillos. Mientras tanto, la hembra presenta un capuchón negro, con un copete rizado y una cara roja. Este pájaro, de rasgos tan característicos, es una especie residente en estos bosques húmedos y pehuenales, con avistamientos que pueden alcanzar hasta los 1800 metros sobre el nivel del mar.

En cuanto a su comportamiento, el carpintero negro patagónico es solitario o forma pequeños grupos. Durante el verano, se dispersa por los bosques de lenga, mientras que en invierno desciende a zonas más bajas, lo que facilita su observación. Es común verlo trepar a lo más alto de los troncos, preferentemente en árboles enfermos o secos, donde marca su territorio con sus distintivos golpes.

En términos de su estatus y distribución, el carpintero negro patagónico no se encuentra amenazado a nivel nacional, siendo considerado raro según evaluaciones previas. Es una especie endémica de los bosques andino-patagónicos, con presencia en parques nacionales como Nahuel Huapi y Lanín, en Chile.

El otoño en Tierra del Fuego no solo ofrece la oportunidad de sumergirse en paisajes impresionantes, sino también de maravillarse con la fauna que los habita, como el imponente carpintero negro patagónico, un símbolo de la vida silvestre en estos parajes australes.

El Rompehielos
Foto de portada: Martin Gunter

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