Este año la estancia Harberton implementó un sistema de energía solar para abastecer de electricidad a sus instalaciones. EL ROMPEHIELOS dialogó con Mathew Lynch, responsable de la instalación de este avance tecnológico en el centenario establecimiento rural.

Pensar en la generación de energía solar en uno de los lugares con menos sol de nuestro país puede sonar extraño, sin embargo la Estancia Harberton se ha convertido en la prueba de que la implementación de este tipo de tecnología es perfectamente posible en nuestras latitudes. La utilización de fuentes de energía renovables como el sol representa muchas ventajas para el ambiente y para el consumidor, permitiendo la reducción de consumo de combustibles fósiles.

La estancia Harberton, la más antigua de Tierra del Fuego, fue fundada por Thomas Bridges a fines del siglo XIX y hoy continúa siendo propiedad de sus descendientes. Mathew Lynch, perteneciente a la generación más joven de la familia, es estudiante de ingeniería mecánica y fue el responsable de la implementación del sistema de energía solar en la estancia.

“Siempre me gustó tratar de ayudar a cuidar el mundo, desde que era chico. Recuerdo que mi mamá me decía que me ponga protector solar porque estábamos justo debajo del agujero de ozono y yo le decía que cuando sea grande iba a construir una máquina que iba a arreglar ese agujero” explica Mathew, nieto de la reconocida bióloga Natalie Prosser de Goodall. “Ahora sé que quizás no sea posible crear una máquina para arreglar el agujero de ozono, pero si es posible empezar a generar energías limpias y usar la ingeniería para crear sistemas más eficientes” agrega.

“La energía solar es algo que desde chico me llamó la atención y hace unos cuantos años tengo el sueño de hacer funcionar la estancia con energía solar o eólica. Hace un año decidimos encarar el proyecto y terminamos eligiendo la solar por un tema económico, ya que los precios son mucho más bajos que el de la energía eólica cuyos equipos son excesivamente caros. De todas formas estamos evaluando la posibilidad de construir un generador eólico por nuestra cuenta para cubrir un poco los días malos o las horas nocturnas” explica Lynch.

Llevar adelante la empresa de abastecer de energía solar a la centenaria estancia no resultó una tarea fácil. Según Mathew “la implementación del sistema llevó mucho trabajo y tiempo de investigación porque hay muchas formas distintas de trabajar con energía solar y en el caso de lugares aislados necesitas un banco de baterías por lo que tenés que evaluar bien cuál va a ser el consumo y cuanto vas a generar durante el día.”

Ubicada a unos 100 km de la capital fueguina, Harberton requería de la generación de energía a partir de motores diesel, lo que representa un costo importante y limita la disponibilidad de electricidad en un establecimiento que rebosa de actividad, principalmente durante la temporada de verano, cuando recibe a los turistas que visitan las históricas instalaciones y el museo de historia natural Acatushun, ubicado en la estancia.

Mathew explica que este sistema representa grandes ventajas para la estancia ya que “nos da la posibilidad de tener luz las 24 horas de día y estar continuamente comunicados, lo que en un caso de emergencia permite pedir ayuda en el momento. Por otro lado nos viene muy bien porque eran muchos litros de combustible los que teníamos que transportar a la estancia para tener los generadores funcionando y ahora reducimos en gran cantidad el consumo, lo que nos saca mucho trabajo y costo de encima”.

Debido a los escases de información disponible sobre el tema en la provincia, el trabajo de investigación para poder determinar las posibilidades de generación de energía solar en una región de características tan particulares fue muy importante. “Para determinar la cantidad de paneles tuvimos que recurrir a la prueba y error, porque no sabíamos que rendimiento íbamos a tener. En el verano hay muchas horas de luz pero el ángulo de incidencia no es el óptimo, sin embargo tuvimos un muy buen rendimiento, por lo que el desafío ahora es el invierno” explica Lynch y aclara que “de todas formas, este sistema está conectado al generador diesel, porque es muy difícil pasar a ser 100% solar. Por ejemplo tuvimos un día que estuvo completamente nublado, en el cual la producción solar era del 1%. Así que seguimos teniendo el generador de backup que se enciende automáticamente cuando el nivel de las baterías baja mucho. Antes utilizábamos el generador unas 16 horas por día y ahora solo funciona cuando se agotan las reservas de la energía solar. Ese día lo utilizamos solo 4 horas”.

El proyecto de Harberton puede representar el puntapié inicial para el aprovechamiento de energías renovables en Tierra de Fuego, en especial en los establecimientos y asentamientos más aislados de la provincia que dependen exclusivamente de los motores diesel y del transporte de combustibles para contar con electricidad, aunque Mathew considera que la energía solar también podría ser aprovechada en ámbitos urbanos de la provincia.

“Pienso en las fábricas que podrían instalar paneles en los galpones para producir la energía que consumen en sus procesos productivos durante el día. No conozco los números de consumo y seguramente la generación solar no cubra al 100% su consumo pero si serviría para reducir sus gastos y al mismo tiempo colaborar con el ambiente. A nivel de usuarios hogareños la provincia está adherida a la ley de energía distribuida lo que da la posibilidad de hacerlo más rentable al poder inyectar en el sistema la energía excedente a la red. De esta manera el usuario consume la energía que genera durante el día, por la noche utiliza la energía de red pero compensa una parte del gasto con lo que aportó durante el día”.

En relación a las energías limpias esta todo por hacerse, y en ese sentido Argentina ha estado impulsando su desarrollo en los últimos años. Para Mathew “una cosa que le podemos reconocer al gobierno nacional es el incentivo a las energías limpias. Se están haciendo parques solares y eólicos en todo el país y me parece que es algo necesario”. Sin embargo considera que “no solamente se trata de generar electricidad de fuentes renovables y reducir las emisiones, sino que también es importante reeducar a la población para reducir el consumo. Es muy normal ver como se dejan las luces o la calefacción prendidas, o el aire acondicionado. Todo eso son demandas energéticas que afectan al sistema y tiene un gran impacto en el ambiente. Hay que empezar a trabajar más en que la gente sea consciente de su consumo y ver la forma de bajarlo. Pienso que pequeños cambios en los hábitos, acompañados de la generación de fuentes no tan contaminantes, es una forma de cuidar el planeta”.

La experiencia de Harberton demuestra que es posible, con costos accesibles y un poco de voluntad, implementar un sistema que brinde mejora en la calidad de vida de establecimientos productivos aislados de la infraestructura de servicios y al mismo tiempo colaborar con mitigar el impacto ambiental que representa la generación de energía a partir de combustibles fósiles. Todo está por hacerse y las posibilidades son enormes.

 

Abel Sberna

 

 

 

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