Apenas los vio ahí arriba, en esa ladera, metidos en esa postal perfecta, entre los pastizales que hacían brillar los rayos del sol que se filtraban entre las nubes, con ese verde profundo que contrastaba con el lago azul y los picos nevados sobre el fin del verano detrás, Nahuel buscó la posición cercana más atractiva sin espantarlos, bajó de la bici rápido, sacó la cámara del bolso sin hacer alboroto, tomó posición y disparó. Los guanacos, como si supieran, no se inmutaron, no se movieron, se mantuvieron firmes en su paraíso en la Patagonia.
Nahuel y Lucía ya tenían otra postal inolvidable: sabían que se había ganado su lugar en su álbum de colección, el que construyen cada día, el que registra paso a paso su aventura que ya lleva 8300 km desde que partieron desde Montevideo para recorrer la Argentina de Norte a Sur, por la ruta 40, desviándose cada vez que un destino los tentaba. Así, por ejemplo, unieron en 354 kilómetros el circuito de cervecerías artesanales de San Martín de los Andes con el del El Bolsón y sus plantaciones de lúpulos a través de caminos alternativos desde que dejaron la ruta nacional 237 en Villa Llanquín.
Para Lucía Pirez (27), escribana y abogada recién recibida, es su primer viaje en bicicleta. Para Nahuel Martínez (26), estudiante de psicología, el primero largo luego de varios cortos en las rutas charrúas. Los dos son uruguayos y ahorraron durante varios años para vivir el viaje a pedal que imaginaron de La Quiaca a Ushuaia por la mítica 40. Pero el camino no siempre es lineal: cruzaron la frontera para conocer la famosa Carretera Austral chilena y regresaron a la Argentina por un solitario paso en Santa Cruz. El camino no siempre es agradable. Volvieron a comprabarlo unos kilómetros más adelante.
Guanacos que mueren enganchados en alambres de púa
La maravillosa imagen de los guanacos en el Parque Nacional Perito Moreno no podía contrastar más con lo que habían visto kilómetros antes por la ruta 41, eso que los entristeció a cada metro que avanzaban: los restos de decenas de guanacos que encontraron una muerte agónica y cruel, enganchados en los alambres de púa que delimitan los campos en la línea más alta que intentan saltar los guanacos que buscan seguir su camino y no entienden de propiedad privada ni de competencia por el pasto ni por el agua con las ovejas de los estancieros, que argumentan que esos grupos cada vez más numerosos de animales indomables son una amenaza para su producción. No alcanza con el puma, su predador natural. Otros proponen encerrarlos, producir carne y fibra de guanaco, exportarla y un puñado de productores ya empezaron a hacerlo. Por el medio de ese debate inconcluso pasaron con sus bicicletas Lucía y Nahuel, espantados por los alambres y los cuerpos inermes colgados. Optaron por no sacar fotos.
En cambio, sí lo hicieron en el Parque Nacional Perito Moreno: no hay alambrados y los guanacos deambulan libres y no son tan ariscos ni se ocultan como en el tramo anterior de la ruta 41. «En la reserva te dan la oportunidad de acercarte un poco más, pero igual mantienen distancia», dice Nahuel.
«Son curiosos, se quedan mirando, pero cuando te acercás empiezan a correr. Podés ver al macho y su harén, a machos solos que miran todo desde lo alto y emiten un sonido territorial. Cuando te acercás, a una distancia prudente, emiten ese ruido inconfundible», agrega.
El viaje por la ruta 41
En esta apasionante aventura, entraron a Santa Cruz desde Chile. Habían cruzado antes la frontera para recorrer la famosa Carretera Austral. Volvieron a la Argentina por un paso en el que no hay computadoras: los gendarmes anotaron su ingreso en un cuaderno.
«El primer centro poblado al que llegamos en Santa Cruz fue Lago Posadas, un pequeño pueblo de 400 habitantes. Nuestra parada allí fue breve, un día para hacer las compras y una noche para descansar. Nos esperaban 330 kilómetros hasta el próximo pueblo y 4 días entre medio de trekking por el Parque Nacional Perito Moreno, lo que significaba empacar al menos 9 días de comida», relatan.
«Nos habían advertido que si queríamos tomar la Ruta 41 Sur (la ruta más corta), debíamos salir lo antes posible para evitar el viento más fuerte. A las 04:00 a.m ya estábamos en pie y listos para salir. Para cuándo quisimos darnos cuenta, ya habíamos superado el primer obstáculo, los caracoles de Lago Posadas (un desnivel de casi 1.000 metros en 12 kilómetros). Un mirador nos esperaba en la cima, con vistas panorámicas del lago Pueyrredón, el lago Posadas y el increíble istmo que los separa», continúan.
El camino más alto de la Patagonia austral
«La Ruta 41 es conocida en Santa Cruz por ser el camino más alto de la Patagonia austral. La parte Sur es la menos conocida, una trayecto que no aparece siquiera en el mapa, de acceso difícil pero impresionante. La ruta atraviesa dos pasos de montaña (el más alto a 1649 m.s.n.m ), siendo solo transitable de noviembre a marzo», detallan.
«El camino es acompañado por las vistas del imponente cerro San Lorenzo de 3.706 metros, el más alto de Santa Cruz. La soledad es la única compañía que abunda en todo el recorrido. La cercanía al Parque Nacional Perito Moreno y la gran cantidad de potenciales presas hace que los pumas abunden en estas remotas tierras», señalan.
En el Parque Nacional Perito Moreno
“Dentro de los planes estaba llegando a tiempo para la fecha de ingreso que teníamos marcada en el Parque Nacional Perito Moreno. Fue bueno transitar y conocer (Ruta 41 Sur) algo que muchos de los locales no hacen debido al terreno escarpado y rocoso en algunos tramos. Las únicas huellas que allí se ven son de algún vehículo 4×4 que aprovecha la geografía del terreno para unas horas de adrenalina y aventura”, relatan.
«Varios días pasado el recorrido, pidiendo refugio en un alejado puesto de vialidad sobre la Ruta 40, tuvimos la suerte de conocer a Danilo, el Motonivelador que dió el último trazado a la huella. Nos contó que la ruta estaba pensada con planes turísticos para un pequeño paraje próximo, con la idea de formar un pueblo allí (Tucu-Tucu). Algunas cosas quedan pendientes y otras en el olvido, la ruta 41 sur tiene la orden de Vialidad de no mantenimiento ni de habilitación para vehículos, al menos hasta nuevo aviso», cuentan.
Son experiencias de apenas un tramo corto de su aventura, de esas que viven solo los que se animan al camino. Lo cuentan desde la carpa en El Calafate, a punto de volver a cruzar a Chile para conocer las Torres del Paine. Disfrutaron de la visita de la familia de Lucía. Ya están listos para seguir.
Datos útiles: las bicis, la comida, el equipo, el mapa
* Rodados 29. Así son las bicis en las que viajan Nahuel y Lucía. El tuvo una rotura y le salía más económico traer una nueva desde Uruguay que arreglarla así que eligió la primera opción. De todos modos, aconseja tener nociones básicas para repararlas porque hay largos tramos sin nadie cerca..
* Cocina a nafta. Es pequeña y más económica que a butano. La dieta es a base de pastas y arroz. Viajan además con frutos secos, barritas de cereal y enlatados prácticos (atún, choclo, arvejas).
* Llevan la carga distribuida en bolsos de 6 litros (horquillas) y 20 litros (manillar). «Hay que encajar todo como un Tetris», dice Lucía y se ríe. Las mochilas van en la parrilla. Han llegado a cargar hasta 27 litros de agua. Cuando pueden y saben que van a consumir pronto, compran verduras y frutas. Llevaron un filtro de agua que fue clave con las aguas turbias en el norte del país.
* – 16°C son sus bolsas de dormir.
* La cantidad de km depende del plan de cada día y la superficie donde ruedan. Como promedio: 100 km por día si es asfalto, entre 60 y 70 sobre ripio, 30 si hay que bajarse a empujar.
* Descargaron toda la infor sobre el Camino de la Cerveza de acá: https://bikepacking.com/routes/patagonia-beer-trail-argentina/
* Podés seguir las aventuras de Nahuel y Lucía en https://www.instagram.com/ruedassobrepolvo/
Fuente: Diario Río Negro