Se trata de un programa de acuicultura con fines científicos llevado adelante entre la Fundación Por el Mar y el Gobierno Provincial, en el marco del Plan de Manejo de Algas. Esta sería la primera de su tipo en todo el país.
El Gobierno de Santa Cruz anunció, el pasado 12 de marzo, la autorización dos novedosos proyectos de exploración y explotación de algas marinas con el fin de ampliar la matriz productiva de Santa Cruz. Uno de ellos consiste en un programa de acuicultura con fines científicos denominado “Siembra regenerativa de algas y mejillones nativos”, que será desarrollado por profesionales en la Bahía de Puerto San Julián.
La Fundación Por el Mar es la entidad que lleva adelante este proyecto e instalará en mar abierto, por un lado, una granja marina regenerativa y hatchery (criadero) de macroalgas. Y, por el otro, un sistema “longline” para los moluscos bivalvos que permitirá mantener sumergidas las líneas de producción, para obtener el mejor rendimiento posible.
Cabe destacar que se tratará de un cultivo mixto de naturaleza tanto vegetal como animal. En ambos casos, la materia prima producida se usará para realizar mediciones del rendimiento y la dinámica de la evolución de la población, siempre respetando el principio de criar, generando el menor impacto posible en el ecosistema marino circundante.
Al respecto, TiempoSur dialogó con Martina Sasso, titular de la organización no gubernamental, quien brindó declaraciones sobre esta innovadora propuesta que se realizará en la provincia. “Este proyecto surge porque nosotros, como organización de conservación marina, velamos por los ecosistemas y las especies que viven en el mar patagónico argentino. Trabajamos desde hace más de dos años en la provincia de Santa Cruz, y otros tantos, en Tierra del Fuego”.
“Entendemos que somos pioneros en el estudio de macroalgas en la Argentina, por lo que estas algas pueden tener hasta 30 metros de largo y son lo mismo que los bosques en tierra, pero de mar. La función de la organización respecto a ese ecosistema es para darlos a conocer y entender los valores que tienen esos bosques sumergidos. Por lo que sabemos, son siete veces más importantes que los bosques en tierra porque capturan más carbono que un bosque terrestre y, en este contexto de cambio climático, este ecosistema es fundamental para todos nosotros”, manifestó.
Asimismo, la referente comentó como surgió el contacto con el Gobierno santacruceño para llevar adelante este proyecto. “Por un lado, desde la Provincia están muy abiertos a modelos que generen empleo en la región y que, sobre todo, cuiden el ambiente. No hay registro en cuanto al cultivo de algas en Santa Cruz, entonces están muy motivados para ver hasta dónde nos pueden acompañar en todo esto. Y, por otra parte, estuvimos trabajando desde la parte científica con la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), y como reitero, la Argentina no tiene experiencia en el cultivo de algas, como si quizás lo posee Chile, Escocia, Estados Unidos, entre otros países”.
“Este proyecto arrancó hace cuatro meses. Tiene diferentes etapas porque la siembra de algas no es solamente la granja que uno coloca en el mar, sino que es lo que llamamos ‘nursery’, que consiste en el lugar donde crecen los plantines. Hoy nos encontramos en la construcción de esa ‘nursery’; armado de galpón y la granja, la cual estaríamos colocando este año. Y el año que viene, podríamos contar con experiencia para transferir a otros lugares de Santa Cruz”, explicó.
Por otro lado, Martina señaló que “si uno lo ve piensa que, a simple vista, esto se puede concretar en cualquier lugar. Y la realidad es que se han probado cultivos en distintas bahías de mejillones en Chubut y muchas han fallado, por las fuertes corrientes o las amplitudes de mareas. El mar patagónico es superviolento, por lo que todos estos modelos tienen que sobrevivir”.
Finalmente, Sasso indicó la falta de un laboratorio de mejillones aquí en Santa Cruz. “Actualmente, la provincia no cuenta con un laboratorio de marea roja, y otras provincias patagónicas sí poseen este tipo de laboratorios. Por ende, se ha dejado de colectar y cultivar mejillones por el simple hecho de que se las muestras hay que llevarlas hasta Chubut y en el trayecto el producto se descompone”.
Fuente: Tiempo Sur