Las elecciones en la provincia de Tierra del Fuego suelen ser bastante diferentes a las del resto. Empezando por nuestro sistema de elección de boletas separadas, estamentos por colores, tachas y preferencias, hasta por resultados que sorprenden a propios y terceros.
Nada de lo que ocurrió durante este domingo y bien entrada la madrugada del lunes ocurrió “como hubiese debido”.
Por segunda vez en toda la historia de la provincia pasaron dos cosas: la primera fue que un candidato ganara en primera vuelta (el récord lo ostentaba solo José Arturo Estabillo en su reelección como primer gobernador de la provincia). Y la segunda fue que ganara el candidato que no era oficialista (solo había ocurrido una vez, cuando Jorge Colazo le ganó la reelección a Carlos Manfredotti).
La tercera cuestión, a modo de bonus track, es que históricamente la provincia de Tierra del Fuego elige a un gobierno provincial de otro signo político al que será elegido en octubre. Si se cumple esta premisa “debería” haber una reelección del presidente Macri, ya que tanto la actual gobernadora Bertone como el ahora gobernador electo Gustavo Melella, se identifican abiertamente con el peronismo y con el kirchnerismo. Sabremos en octubre si una vez más la provincia eligió en sentido opuesto.
A nivel local las cosas también se dieron de forma inesperada. Y no por lo que hayan marcado las encuestas en las semanas previas. Walter Vuoto, reelecto intendente de la ciudad de Ushuaia, esperaba ganar con una amplia diferencia, pero los números fueron directamente demoledores. No solo sacó el 54% de los votos si no que la diferencia con Gustavo Ventura (Forja) que salió segundo, fue aplastante. Recién en tercer lugar y con una elección bastante pobre apareció el candidato del oficialismo nacional, el actual diputado Héctor “Tito” Stefani.
En su primera elección el intendente capitalino solo había obtenido el 22% de los votos. Su figura creció exponencialmente y muchos de esos votos pasaron, sin escalas, de Cambiemos a La Cámpora.
En el caso de Río Grande hubo otro batacazo. Si bien a priori las encuestas lo daban como ganador, Martín Perez -otro camporista- terminó con el último bastión no peronista de la provincia. Después de 28 años ininterrumpidos de “sucesores naturales”, Perez rompió con esa hegemonía con una muy buena elección ante la candidata del oficialismo local, Analía Cubino.
Los cuerpos colegiados son para otro análisis, ya que el sistema de tachas -virtualmente inexistente aunque la práctica lo permita- y las preferencias en Ushuaia, hacen que el escrutinio sea un poco más engorroso, pero lo que de verdad complica al elector es la cantidad gigantesca de boletas dentro de los cuartos oscuros.
Aunque el sistema de votación en sí, con boletas separadas y estamentos identificados por colores no sea problemático, la oferta exagerada de opciones hace que todo se ralentice. En algunas escuelas los electores terminaron de emitir su voto dos horas después de cerrado el comicio.
Sin lugar a dudas en algún momento se deberá pensar con seriedad en una reforma que le simplifique la vida al elector. Que no necesariamente tiene que ser a través de máquinas. Del sistema de recuento para datos oficiales mejor ni hablar. De las cuatro provincias que votaron ayer, solo Tierra del Fuego se demoró exageradamente en la carga de resultados.
Otra cosa que impera resolverse es la insólita transición que tiene que atravesar la provincia. Seis meses entre la elección y la asunción de autoridades es sencillamente ridículo. Está claro el mandato de la Constitución provincial y el hecho de que no puedan pegarse las elecciones locales con las nacionales, pero alguien deberá revisar algunos puntos, pues medio año de cogobierno no le hace bien a nadie.
Sí hay que destacar la madurez demostrada por la gobernadora Bertone que, a pesar de la especulación que se podía hacer desde dentro de Unidad Fueguina esperando que con la carga de votos de Ushuaia el porcentaje de Melella bajara a menos del 50%, asumió “la voluntad del electorado fueguino” y se puso a disposición del intendente de Río Grande para empezar a trabajar en conjunto.
Ahora hay que esperar que estos 180 días que vienen transcurran con la paz social de la que tanto se habló y que tanto nos ha costado a los fueguinos y fueguinas. Cambia el panorama político, las fichas son todas distintas, pero los jugadores, es decir, el pueblo de Tierra del Fuego, sigue siendo el mismo.
María Fernanda Rossi
Foto de Fernando Urdapilleta