Carlos Miguel Fanchovich (Buenos Aires, 1965). Escritor ushuaiense nacido en Pergamino. Profesor de Lengua, Literatura y Latín; docente del IPES ¨Florentino Ameghino¨ y del Colegio Provincial ¨Ernesto Sábato¨ de Ushuaia. Autor de las obras teatrales Fuera de juego, estrenada en el Teatro IFT (CABA) por La Tabla Rasca Teatro (dirección Gustavo Reverdito), y Dos, Teatro La Tertulia (CABA), La Tabla Rasca Teatro (dirección Marcelo Saltal).

Algunas apreciaciones de Fanchovich para EL ROMPEHIELOS:

La literatura no sirve para nada, me sale decir. No adhiero a las visiones utilitaristas de la literatura, ni del arte, ni de casi nada. Hay una multiplicidad de quehaceres humanos completamente inútiles y, por eso mismo, adquieren mayor relevancia.

Una cosa muy útil, al menos a la hora de tomar la sopa, es la cuchara. Pero la literatura es otra cuestión, resulta ser un poco más trascendental. Después están las posibilidades que brinda una obra literaria. Puede proporcionar regocijo, servir de entretenimiento, ayudar al desarrollo de conocimientos, proponer desafíos intelectuales y otras yerbas. Tal vez desde ese punto de vista preste un servicio.

Me parece que lo mejor de crear en Tierra del Fuego radica en la cantidad, variedad y riqueza de narraciones que constituyen su historia, hasta tornarlo un lugar casi mítico por ser extremo. La geografía y el clima aportan un componente crucial, son protagónicos. Están dados todos los elementos para los relatos de aventura, para la épica, sin dejar de lado lo profundamente existencial y lo psicológico.

Lo peor es, a veces, justamente lo mismo. Es demasiado fuerte la atracción que ejercen estos elementos. Por lo que no siempre es sencillo escapar de su orbe para intentar crear una literatura diferente. Es una discusión interesante para los creadores fueguinos.
Más allá de eso, no encuentro nada que impida a un buen artista crear una obra consistente. La difusión es otro tema, pero nada distinto a lo que ocurre en otros lugares.

En lo que se refiere al laburo de escritura, mi mayor miedo sería no tener lectores. Después viene el de no pasar desapercibido por estos, es decir, que un trabajo produzca, de una u otra manera, algo en quienes lo leen, aunque sea rechazo. Claro de este rechazo debiera producirse por una cuestión estética y no por estar mal escrito.

En noviembre terminé una novela breve que empezó su recorrido por concursos y editoriales. Tengo otros trabajos, otra novela, dos nouvelles y algunos cuentos, siguiendo el mismo camino. El tema económico hace muy difícil, diría que casi imposible, publicar de forma independiente en estos días. Actualmente estoy corrigiendo, más bien reescribiendo, una novela que empecé hace dos o tres años. Al menos me sirve como ejercicio de escritura, para ir puliendo el oficio. No quiero empezar algo nuevo con tanto material acumulado sin publicar. De todos modos, quienes escribimos a veces dependemos de los caprichos de los personajes y las historias que aparecen y no pueden esperar.

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