A 10 días de que se desarrollen los comicios en Tierra del Fuego AIAS y mientras que algunos de los protagonistas se la picantean en redes sociales y despotrican contra las fake news -que nadie financia pero proliferan como cardos en el campo patagónico- el electorado se pregunta qué se va a votar, cómo se va a votar y cómo va a operar su voto en enmarcado dentro de la compleja ingeniería electoral vigente en la Provincia. Esas confusiones latentes producto de un sistema electoral plagado de parches, es -por lo menos parcialmente- culpa de esos mismos protagonistas que se tiran dardos y tiran frases crudas en 180 caracteres. Y si hablamos de las responsabilidades institucionales podríamos señalar directamente al Concejo Deliberante de Ushuaia y a la Cámara Legislativa provincial.

Tan complicadas son las reglas, que el Juzgado Electoral de la Provincia a cargo de Isidoro Aramburu, difundió una serie de videos didácticos en los que se explica de forma sintética cómo operan las reglas electorales. Entonces, el 16 de junio, en Ushuaia y Río Grande la ciudadanía elegirá intendentes, concejales, legisladores y gobernadores. Cuando los sufragistas entren al cuarto oscuro se encontrarán con una parva de boletas que diferencian cada uno de los estamentos mencionados por los colores verdes, amarillo, blanco y celeste respectivamente. En las tres ciudades, los electores podrán tachar a los legisladores que menos les gusten. Pero para que esas tachas puedan modificar la lista deberán superar un piso de 50%. Tolhuin elegirá parlamentarios provinciales y la fórmula para la gobernación ese 16 de junio, pero elegirá intendente y concejales el 23 de junio.

En Ushuaia, hay una herramienta que también desbloquea las listas, sólo para el estamento a concejales, pero opera por la positiva. Es decir, el electorado podrá preferir al candidato o candidata y pasará a ocupar el primer lugar. Pero, como el Concejo Deliberante se negó sistemáticamente a resolver el planteo de la paridad de género motorizado por el Movimiento de Mujeres, esta herramienta está bloqueada por género, es decir las mujeres sólo desplazan mujeres y los hombres a hombres. La otra diferencia es el piso para que esas preferencias se hagan efectivas ya que el piso en ese caso es 15%, pero vale la pena recordar que el juez Aramburu consideró en un fallo que el sistema es inconstitucional, porque una minoría del 15% tuerce la voluntad del 85% que votó a una lista con su composición original. Ese criterio fue convalidado en minoría, por el juez integrante de la Cámara de Apelaciones de la provincia Ernesto Löffler.

En Río Grande las listas de candidatos al concejo están bloqueadas. En Tolhuin, se votará el 23 de junio, en coincidencia con una probable segunda vuelta, y también podrán tachar a los candidatos al concejo, ya que el corazón de la isla todavía no tiene regulación propia. Hasta acá, un bondi.

Mientras que el juez electoral pide calma, algunos competidores, ya anticiparon que judicializarán los resultados en caso de quedarse arafue. Esa sóla frase, deja en evidencia que nadie evalúa el sistema vigente y los mecanismos para profundizar la democracia fueguina mejorando los niveles de participación política y reduciendo los altos porcentajes de votos en blanco, a menos que ese sistema se configure como un obstáculo que atente contra el interés personalísimo de acceder a una banca. Es decir, el sistema es injusto, sí y solo sí, me deja afuera del cargo al que quiero acceder.

El año pasado, tanto el Concejo Deliberante de Ushuaia, como la Cámara Legislativa provincial, tuvieron la oportunidad histórica de mejorar el sistema electoral, de clarificarlo, de unificarlo y de garantizar mayores niveles de participación. Pero, deliberadamente, decidieron hacer la plancha y la reforma política quedó olvidada y la paridad de género fue impuesta a los ponchazos por el Superior Tribunal de Justicia. Más allá que el sistema electoral fueguino nunca fue cuestionado por su transparencia o robustez, la falta de representatividad política, por lo menos en el parlamento, es evidente.

El voto en blanco ha ido creciendo con el tiempo y en las últimas elecciones provinciales fue la fuerza más votada para el estamento a legisladores, lo que despierta algunas dudas sobre la legitimidad democrática, independientemente de la solidez jurídica del proceso electoral. Es válido preguntarnos por la “calidad” de los candidatos, aunque no podemos decir que hubo pocos, ya que se presentaron más de 20 listas, lo que evidencia que una oferta electoral sobredimensionada no garantiza una composición legislativa plural y diversa. Todo lo contrario, hoy tenemos un parlamento atomizado, dominado por tres partidos hegemónicos.

Esos mismos espacios partidarios, que se vieron beneficiados por el alto porcentaje de votos en blanco, son hoy protagonistas en estos comicios y durante 4 años mantuvieron la ingeniería electoral sin modificar un punto o una coma, porque a fin de cuentas les conviene.

 

Luz Scarpati

 

 

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