BUENOS AIRES (Especial de NA, por José Calero).- Elisa Carrió se sumó a María Eugenia Vidal como una de las figuras centrales de una campaña electoral con foco en la provincia de Buenos Aires, donde Cambiemos necesita evitar un triunfo de Cristina Fernández para poder apuntar a una profundización del modelo en los próximos dos años.
La figura de la líder de la Coalición Cívica-ARI, que siempre hizo buenas elecciones legislativas y ya tendría asegurado un triunfo amplio en la Ciudad, convenció a las principales espadas del Gobierno de nacionalizar su imagen para sumar votos también en el intrincado territorio bonaerense.
Eso explica que el tridente que también integra Horacio Rodríguez Larreta se haya mostrado haciendo campaña en las redes sociales en forma contundente.
Los tres aparecieron cómodos compartiendo espacio y hablando con la gente, a pesar de que vienen de culturas políticas dispares.
Vidal optó por Esteban Bullrich para pelear la senaduría en el disputado territorio bonaerense, y recién luego se convenció de que Carrió no podía estar ajena a esa puja.
El presidente Mauricio Macri aportó lo suyo al operativo seducción, al crear un cargo especial y nombrar al “lilito” Fernando Sánchez en la esfera de la Jefatura de Gabinete, en un gesto claro hacia la diputada nacional.
Las encuestas indican que Carrió podría superar el 40% en la Ciudad de Buenos Aires, donde la alianza de Gobierno mantiene una intención de voto alta.
El líder del PRO arrastra en el norte y el sur porteño, y Carrió aporta muchos votos en las zonas medias de la Capital, las más castigadas por los aumentos de tarifas pero refractarias al kirchnerismo, al que cuestionan intentonas pseudototalitarias.
Los encuestadores se sorprenden por el rechazo que sigue provocando Cristina en barrios como Caballito, especialmente entre las mujeres de clase media, que manifiestan una oposición contundente a su figura y la emparentan con la corrupción y el culto al personalismo.