Y cuando Pedro preguntó a una de las brujas detenidas de qué manera comían a los niños, ella contestó: ¨Esta es la forma. Tenemos nuestras trampas principalmente para niños no bautizados, e incluso para aquellos que lo han sido, sobre todo cuando no fueron protegidos por la señal de la cruz y las plegarias¨ (observa, lector, que por orden del demonio se llevan principalmente a los no bautizados, a fin de que no lleguen a serlo), ¨y con nuestros conjuros los matamos en sus cunas o incluso cuando están durmiendo con sus padres, de modo tal que ellos luego piensen que los han aplastado con su cuerpo o que han muerto por alguna otra causa natural. Luego secretamente los sacamos de sus tumbas, y los cocinamos en un caldero, hasta que toda la carne se desprende de los huesos para hacer una sopa que se pueda beber fácilmente. Con la materia más sólida hacemos un ungüento que tiene la virtud de ayudarnos en nuestras artes y placeres y en nuestro transporte; y con el líquido llenamos un frasco o un pellejo, y quienquiera que de él beba, sumado a otras pocas ceremonias, de inmediato adquiere mucho conocimiento.

 

fragmento de EL MARTILLO DE LAS BRUJAS de H. INSTITORIS y J. SPRENGER, 1486.

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