No pueden regresar aunque se lleve de la mano. Es tarde. Los hijos enraizaron aquilejos y si vuelven serían extranjeros.
Habla con una voz que no es la suya. Inventa sombras,
puentes, presagios de la noche y repite -¿quién lo
escucha?-: “Hay que plantar árboles donde se tienen
muertos enterrados”.
del libro HAY QUE REGAR ANTES DE QUE LLUEVA de Javier VILLAFAÑE, 2009.
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