El árbitro es el centro de los agravios en un partido de fútbol, pero esta vez Yael Falcón Pérez se convirtió en el héroe del día, en Sarandí, en la primera final del Reducido de la C entre San Miguel y Defensores Unidos de Zárate. Un violento choque de cabezas entre Javier Velázquez (CADU) e Isaías Olariaga (San Miguel) dejó al defensor del equipo de Cristian Zermattén tendido en el césped.

En ese momento intervino rápido Falcón Pérez, que en diálogo con Clarín relató cómo fue el episodio: “En un choque de cabezas en el área lo logró ver y veo que el jugador de San Miguel está convulsionando. Cuando uno está boca arriba, la mayor causa de muerte es por la lengua que impide que la persona pueda respirar. Lo que uno hace es ponerlo en una posición de seguridad, lateral, para que la lengua se corra y le permita respirar”. Los reflejos del árbitro fueron fundamentales en los instantes posteriores al accidente para que Olariaga pudiera salvar su vida.

“La convulsión dura un poco, es un proceso y después termina. Una vez que llegaron los médicos me hice a un lado y les permití intervenir a ellos”, agregó Falcón Pérez.

El árbitro sabía lo que tenía que hacer porque es guardavidas y trabajó durante siete años en las playas de San Bernardo. Pérez Falcón es de Lanús y realizó el curso de guardavidas en la Asociación Mutual de Guardavidas. En los veranos trabajaba en la Costa Atlántica y después volvía para hacer la pretemporada en Ezeiza con los árbitros.

“En la playa tuvimos muchos episodios en los que tuve que intervenir, pero nunca me imaginé que me podía pasar lo mismo en una cancha de fútbol”, le reconoce a Clarín. Cuando empezó a hacer carrera como árbitro tuvo que elegir entre el referato y la playa, y se decidió por el fútbol.

Deja tu comentario