En abril de 2017 la emisión de bonos en el exterior fue el principal instrumento de financiación de la provincia. Un dato, que no es menor, es que para que las jurisdicciones puedan concretar este tipo de maniobras deben contar con la autorización del Gobierno Nacional a través de los ministerios de Economía y del Interior, en ese entonces comandados por Nicolás Dujovne y Rogelio Frigerio respectivamente. En ese escenario, el Gobierno provincial, conducido por Rosana Bertone, realizó una operación de crédito público en el que colocó 200 millones de dólares en bonos a 10 años, con una tasa de interés anual de 8,75%.

La operación fue autorizada por la Cámara Legislativa provincial y tuvo como objetivo llevar adelante un plan de obra pública de largo plazo que, para ser completamente justos, no se concretó con demasiado éxito.

La operatoria se realizó a través de la UBS (Unión de Bancos Suizos) en la bolsa de Nueva York y los bonistas son representados por BNY Mellon (Bank of New York Mellon) que básicamente es un “holding” de servicios bancarios y financieros de todo el mundo con sede en la ciudad de Nueva York. Es esa financiera la que recibe los fondos de las regalías hidrocarburíferas, que se constituyeron como la garantía de pago de esa deuda.

Cada tres meses, la provincia enfrenta vencimientos de deuda que entre capital e intereses rondan los 9 millones de dólares. El pago efectivo se realiza a través de un especie de fideicomiso conformado por los recursos provenientes de las regalías hidrocarburíferas.

Atar los vencimientos de los bonos a las regalías tenía que ver con la sostenibilidad de los pagos, ya que Tierra del Fuego A.I.A.S. percibe el 12% de la facturación que presentan las empresas petroleras en pesos pero al valor actualizado del dólar. Por lo tanto aunque el dólar se dispare, en teoría, el pago de la deuda no representaba un problema. En teoría.

El problema comienza cuando lo que varía es el valor del petróleo y la producción de las empresas. ¡Ahí te quiero ver! Y acá comienza una serie de eventos desafortunados.

Primer problema. En septiembre del año pasado se rompió una monoboya de YPF. Es una instalación marítima dotada de mangueras y conectada a una tubería submarina que traslada el crudo desde los depósitos en tierra a los tanques de los buques que trasladan el petróleo. Eso ocasionó que la producción se redujera un 25% por falta de capacidad de almacenaje. Como paliativo, las empresas comenzaron a vender el recurso a Chile a través de camiones, aunque en menor cantidad.

Los repuestos para arreglar esta instalación fueron encargados a China. Pero, ese maldito coronavirus se convirtió en pandemia y los repuestos todavía no llegan, aunque pareciera que arribarán en lo que queda de este mes. El COVID-19, no sólo arruinó la posibilidad de reparar esa monoboya, también hizo que cerraran las plantas en Chile, por lo tanto la posibilidad de seguir enviando camiones llenos de petróleo al país vecino quedó descartada.

El parate industrial y económico (también fruto de la fucking pandemia) produjo que las refinerías dejaran de comprar crudo, ya que la generación de combustibles no tiene mucho sentido si las máquinas están detenidas. Entonces los tanques se llenan, pero las empresas hidrocarburíferas no tienen a quién vender. Mucha oferta, poca demanda y un mercado cruel hacen que los precios del barril de petróleo de referencia de Argentina (BRENT) se desplomen.

Entonces, hoy tenemos menos producción a un precio más bajo, lo que impacta en la recaudación de la arcas provinciales. Precisamente en esas regalías que constituyen el pago de ese bonito. De todas formas hay que aclarar, que sólo el 30% provienen del petróleo, mientras que el 70% restante vienen del gas.

Esos recursos llegaban hasta septiembre de 2019 a 370 millones de pesos por mes, aproximadamente. Hoy representan 260 millones de pesos mensuales. Muy al límite de los recursos que necesita la provincia para afrontar el pago de vencimientos de deuda, si a eso se le descuenta el 20% que debe ser coparticipado a los municipios. Un dato más, es que la caída del precio del petróleo y la baja en la producción de las empresas por el parate industrial, recién va a impactar de lleno en los recursos provinciales, en los próximos meses.

Luz Scarpati

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