Nació como una propuesta local y se convirtió progresivamente en un espacio que fomenta y consolida el amor de los jóvenes por su pueblo natal. Participan semanalmente cerca de 40 niños y niñas del pueblo de entre 6 y 16 años. Entre las distintas propuestas del Club, figuran: charlas educativas, juegos temáticos, meditación, ejercicios de yoga y actividades en el mar en las distintas playas de Camarones.
Gerónimo Milano tiene 23 años, nació en Camarones y su lugar es el mar. Creció respirando el aire salobre y escuchando la melodía sincopada de las olas. “Soy una persona agradecida y orgullosa del entorno donde me tocó nacer”, sostiene el joven con fervor. Fue uno de los primeros en llegar al Club del Mar, tiempo después pasó a formar parte del equipo de profesores que recibía a los pequeños que se sumaban en cada temporada.
Ninguno de los niños que van por primera vez al Club llegan solos, porque, en menor o mayor medida, todos se conocen con todos. Algunos son directamente familia. Otros son compañeros, hijos, vecinos, hermanos o primos de conocidos. Y así sucede en lugares pequeños, donde la dinámica de pueblo atraviesa todos los ámbitos. Donde la calidez y la fraternidad se sienten a cada paso. Donde el concepto de familia es mucho más amplio.
“Arranqué para dar una mano y terminé siendo profe, para mí nunca fue un trabajo, es algo muy lindo. El objetivo del Club del Mar es que los chicos puedan acercarse más y querer el océano, divertirse, conectar con él y comenzar a cuidarlo a través de la toma de conciencia”, resumió el joven.
Y agregó: “El club del Mar me cambió la vida porque me enseñó muchas cosas y me conectó más con mi lugar y mi entorno”. Y este es uno de los objetivos principales de la propuesta: enaltecer y reforzar el sentido de pertenencia de los niños y jóvenes para que sientan la esencia de su lugar. Lo protejan y se lo muestren al mundo con responsabilidad.
Dinámica de El Club del Mar
Funciona de una forma muy similar a un club de barrio y su rol es clave en la sociedad local. Todos los veranos, en enero, febrero y marzo, comienza a funcionar este espacio que ya se consolidó y que forma parte de la vida de los camaronenses desde hace 4 años.
“Las actividades son variadas, nos metemos al agua, hacemos actividades allí, ejercicios de movimiento, charlamos de la biodiversidad de las costas de Camarones y mucho más”, resumió Mariana Cassini, coordinadora de Comunidades y Comunicación del Parque Patagonia Azul.
El Club del Mar funciona dos veces por semana y alberga chicos de entre 6 y 16 años, todos residentes en Camarones. Participan, semanalmente, alrededor de 40 chicos.
La propuesta del Club tiene que ver con la educación ambiental: “Cada semana vemos una especie marina local diferente. Trabajamos con 8 especies autóctonas, que son: la tonina overa, el petrel gigante, el alga cachiyuyo, la ballena jorobada, el cormorán imperial, el pingüino de Magallanes, el pato vapor y el lobo marino de dos pelos”, explicó Cassini.
Y detalló: “El objetivo es que los nenes aprendan de cada una de estas especies, hacemos juegos para que comprendan por qué hay que cuidarlas y por qué son tan importantes para el mar”.
Como las esponjas del mar, a esas edades, los niños absorben todo tipo de conocimiento y esto se ve reflejado al finalizar las jornadas del Club del Mar: “Muchos padres vienen y nos comentan que sus hijos les hablan mucho sobre lo que hicimos. Les explican la importancia del mar, les dan datos de los animales marinos y también de los beneficios del yoga”, destaca Cassini.
Si bien esta iniciativa es un espacio que consolida el desarrollo de los jóvenes y el amor por su tierra y su mar, los efectos positivos también decantan en las familias. “No sabía que había pingüinos en las islas”, le comentó, días atrás, un padre a la coordinadora del Club del Mar.
El hombre es vecino de Camarones y vivió toda su vida en el pueblo: “Me lo dijo mi nene el otro día, después que vino del Club del Mar”, confesó sorprendido.
Fuente: Agencia Ambiental Chubut