Históricamente el techo propio ha sido uno de los anhelos más grandes de la mayoría de las personas. Lamentablemente los costos de construcción se elevan constantemente y el sueño de la casa propia a veces se vuelve inalcanzable. Sin embargo, existen alternativas económicas que además tienen la ventaja de ser amigables con el ambiente. Se trata de las bioconstrucciones, que en la actualidad están haciéndose muy populares.

Hasta no hace mucho tiempo, imaginarse viviendo en una casa de barro remitía a una idea de vivienda primitiva. Los prejuicios sobre las construcciones de este tipo han comenzado a desmantelarse y la necesidad de reducir los costos de construcción y de mitigar el impacto sobre el ambiente han logrado una revisión sobre técnicas que solían considerarse anticuadas.

Las bioconstrucciones conllevan numerosas ventajas. Por un lado, el ahorro económico en materiales. Este tipo de edificaciones se construye con materiales como barro, paja, madera y elementos de descarte, lo que reduce enormemente el costo. Por otro lado la utilización de este tipo de materiales significa un importante alivio para el ambiente, ya que el costo energético de una pared de barro es solo una pequeña fracción de lo que significa un muro de ladrillos. Los ladrillos convencionales están hechos de tierra compuesta por arena, arcilla y agua. Al igual que el cemento, ésta es cocida en grandes hornos de túnel de hasta 120 metros de largo a temperaturas que oscilan entre los novecientos y los mil grados centígrados. En cambio, la fabricación de los bloques de adobe solo requiere secado al sol, omitiendo el complejo proceso de cocción anterior.

Pero el ahorro no termina allí. Este tipo de vivienda suele diseñarse para optimizar el consumo energético del día a día. El barro y la paja son excelentes reguladores de temperatura y humedad, lo que permite disminuir la cantidad de energía necesaria para calefaccionar o refrigerar el hábitat. Asimismo, suelen aplicarse sistemas que le permiten a la casa procesar las aguas negras para poder reutilizarlas para limpieza o riego. Todo esto significa un importante ahorro económico para el propietario y al mismo tiempo una disminución significativa en el impacto ambiental generada por la vivienda, que reduce su consumo de energía de red y el aporte de aguas servidas a los sistemas cloacales de la ciudad. Las ventajas de la construcción con barro no terminan allí. Solo por mencionar algunas más, se puede decir que el barro es incombustible, lo que brinda mayor seguridad a las casas construidas con estos métodos. Además, es un excelente aislante acústico, lo que significa un aliado fundamental para aquellos que apreciamos la tranquilidad en el hogar, como es el caso de quien escribe. Es interesante agregar que, debido a su flexibilidad, el adobe ha demostrado ser un material con una alta capacidad de sismoresistencia.

La tendencia actual es la de impulsar el desarrollo de estas técnicas de construcción. La Universidad Nacional de Córdoba ha incorporado la disciplina en su currícula, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA cuenta con un curso de postgrado y otras casas de estudios del país también están incorporando la bioconstrucción de manera extracurricular. Al mismo tiempo, el Colegio de Arquitectos de Córdoba trabaja junto con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial en el desarrollo de un manual de bioconstrucción, normas de calidad y un salón demostrativo.

“El gran desafío es hacer más accesible el conocimiento y la aplicación de la bioconstrucción en las ciudades”, dice el arquitecto Armando Gross, director del Taller de Bioconstrucción de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNC. “Esta arquitectura tiene éxito en las zonas rurales. Pero en la ciudad hay obstáculos relacionados con el desconocimiento, por un lado, y los intereses de la industria convencional, por el otro”, señala.

Las experiencias de bioconstrucciones se repiten a lo largo de todo el territorio argentino, vinculadas al desarrollo de la Permacultura, al hábitat social, a la educación, espacios públicos y también, al turismo.

Una experiencia de este tipo se ha llevado adelante en la ciudad de Ushuaia. La edificación conocida como “Nave Tierra” es una vivienda modelo autosustentable, construida integramente con técnicas de bioconstruccion. Además, esta casa tiene la característica de ser completamente funcional sin necesidad de esta conectada a ninguna red. Colecta y potabiliza agua de lluvia, procesa las aguas servidas generadas por su uso cotidiano, cuenta con generadores de energía eólicos y no tiene calefacción, ya que aprovecha las características térmicas de los materiales como el barro y la madera.

Quizás en un futuro no muy lejano este tipo de construcciones se conviertan en la norma. Aún falta mucho. Los códigos de construcción siguen viendo con recelo a estas edificaciones, pero será cuestión de continuar experimentando y demostrando que existen alternativas económicas que al mismo tiempo de cuidar nuestros bolsillos, resguarden los recursos limitados de nuestro planeta y reduzcan el impacto que nuestro estilo de vida significa para el ambiente.

 

Abel Sberna

 

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