por Fede Rodríguez –

Desde el año 2014, venimos trabajando con la editorial Viento de hojas, publicando narrativa ilustrada e historietas, en una colección llamada El origen del viento. Después de publicar Leyendas de la Tierra del Fuego (la mitología aborigen en historieta), la segunda edición del libro que da nombre a la colección, y los primeros números de la terrorífica Revista Caleuche, quisimos ampliar la propuesta y creamos la colección Confines. El propósito es publicar libros mixtos donde convivan antologías de poesías de escritores fueguinos reconocidos y obras de artistas plásticos, creadas para acompañar e interactuar con esas compilaciones. La persona que primero vino a nuestra mente para inaugurar Confines, la elección más obvia, por trayectoria, calidad y cariño, fue Niní Bernardello. Y el artista plástico invitado, que realizó un trabajo estupendo, Maximiliano López. En diciembre del 2016, la Antología íntima de Niní Bernardello vio la luz de los largos días del verano austral.

En el año 2008 nos conocimos con Niní, en los talleres de lectura que coordinábamos con Mónica Herrero en el Museo Choquintel de Río Grande. Se acercó a comentar algo sobre la selección de cuentos que hice, empezamos a hablar de literatura, y es una costumbre que todavía continuamos, con frecuencia, en distintos cafés de la ciudad. (En estos años de amistad, cada tanto, me cruzo con sujetos – más o menos del bando artístico o funcionarios culturales – que insinúan que es una persona difícil de tratar. Creo que se olvidan lo estúpido que se volvió el mundo; y con eso, ella no tiene ninguna tolerancia.) La primera imagen que recuerdo de Niní es un como salida de un sueño: ella sentada enfrente de mí, sin ninguna mesa en el medio, y tres jovencitos rodeándola. Uno tocaba la guitarra sentado en el suelo, el otro no sé si recitaba una poesía o cantaba, medio arrodillado y apoyando sus manos en uno de los brazos de Niní, y el tercero estaba sentado en una pequeña banqueta y quizás un poco volado, o ebrio de adolescencia, tomaba con sus manos la punta de la bufanda que ella llevaba cruzada al cuello y la examinaba minuciosamente, con los ojos muy abiertos, como buscando el último secreto de la lana. A mí no me miraban ni me escuchan. Me acercaba a los 30 años y no era muy tolerante con estos jóvenes que invadían con entusiasmo, apestando a arte y poesía extrema, nuestra propuesta literaria para las tardes de sábado. Quería charlar con ella y me irritaban estos chicos rondando, los quería espantar como moscas o como se corre a un perro que está siendo molesto con una visita. Pero Niní me miraba, más allá de todo, con sus ojos serios y tranquilos, como diciendo que los deje, que estaba todo bien, que a ella no la estaban molestando. Esa noche, Niní era una especie de deidad humana a la que nos acercábamos buscando cariño y poder curarnos con sus palabras. (Quizás lo que yo no quería era compartirla.)

¨¿Qué será mi voz entre estas voces adolescentes?¨ Pregunta Niní en un verso. Y sabemos la respuesta: es la madrina de varias generaciones de escritores y artistas que la toman como un referente de la poesía y las artes plásticas en Tierra del Fuego.

Niní nació en Córdoba y vivió la mitad de su vida allá, pero es nuestra.

No les puedo describir este libro. Abarca muchas obras y momentos en la vida de la autora. Puedo invitarlos a adentrarse en este camino íntimo de escritura secreta, en los paisajes pintados con una voz única y misteriosa, en estos trocitos de vitrales y palabras filosas que reflejan corazones y lágrimas. La Antología íntima es una pequeña joya; un cristal encantado. Un libro fundamental para descifrar el mensaje clandestino que olvidaron darnos.

Compren el libro y les aseguro que valdrá cada palabra. Abajo dejamos un par de poesías para que me den la razón. Recuerden que para leer la Antología íntima sólo necesitamos tener ojos que se abran, varias venas en la frente y un corazón de más.

PD: Estamos trabajando en el segundo libro de la colección Confines, donde se convocó al poeta Julio Leite y la artista plástica Mónica Alvarado, y promete no dejarle a nadie los sesos en su sitio.

1977

Como una pantera congelada
en la perfecta trama del dibujo,
mi emoción quedó prisionera.

Prisionera de un terror ignorado
que hoy la conciencia abre
lentamente: una flor negra
en este cuaderno vacío.

Amenaza del enigma grabado
en la piedra del futuro:
¿Cómo fue que sobrevivimos?

Respóndeme:
¿fueron aquellas poesías
que intentábamos escribir
el cristal encantado
que sostuvo nuestras vidas?

 

BAILANDO CON TINA

bailando en la oscuridad, unidas a estrellas y espadas,
girando lentamente entre el humo asfixiante
que lanza el águila de alas abiertas,
bailando en la oscuridad, en el savoy,
en las nubes, en la pista de la bandera
a bandas, subiendo y bajando por el mástil
helado, cubriéndote la cabeza con un margen
de dolor pegajoso y fatal,
bailemos tina, bailemos enredándonos
en el decorado fulguroso y maloliente
de seda y de neón quebradizo,
bésame tina, bésame,
dame el aliento del imperio, su olor,
su trampa, su infortunio,
arrincona mi corazón,
arrincona mi corazón
y hazlo estallar como un país sudamericano.

 

 

Información sobre la ANTOLOGÍA ÍNTIMA:

Autora: Niní Berbardello

Ilustrador: Maximiliano López

Sello: Viento de Hojas / Colección CONFINES

Fecha de publicación: Diciembre de 2016

Contactos:
https://www.facebook.com/ElOrigenDelViento/
https://www.facebook.com/vientodehojas.ediciones

 

NINI BERNARDELLO (Cosquín, 1940). Poeta y artista visual. Obras publicadas: Espejos de papel (1981), Malfario (1984), Copia y transformaciones (1991), Puente aéreo (2001), Salmo y azahares (2005), Natal (2011), Yeso tango (edición bilingüe, 2011) y Agua florida (2013). En el 2001 compiló las obras del libro Cantando en la casa del viento, poetas de Tierra del Fuego. Participó en diversas antologías de Argentina, Chile y España, entre las que se destaca 200 años de poesía argentina (Alfaguara, 2010) realizada por el escritor y crítico literario Jorge Monteleone. Agua florida recibió Mención Especial del jurado de los Premios Nacionales producción 2011-2014, Ministerio de Cultura de la Nación, 2015. Desde 1981 reside en Río Grande, Tierra del Fuego.

MAXIMILIANO LÓPEZ (Avellaneda, 1985). Artista plástico y docente. Egresó de la Escuela Municipal de Bellas Artes “Carlos Morel” (E.M.B.A. QUILMES- 2008). Desde el 2012 ha participado en distintas muestras tanto provinciales como nacionales. En la actualidad vive en Río Grande, Tierra del Fuego, donde se desempeña como Referente local de la CASA DE LAS ARTES de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF).

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