La provincia de Santa Cruz habilitó este año la caza deportiva y comercial del guanaco, con el fin de abrir el comercio para este tipo de carne. Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con esta idea y las voces en contra no se han hecho esperar

El guanaco es un animal presente en casi toda la región sur del continente americano. Se lo puede encontrar desde Perú hasta Tierra del Fuego. Se trata de un camélido salvaje ancestro de la Llama, animal doméstico característico del noroeste argentino. Los guanacos se caracterizan por ser los animales de mayor tamaño de la Patagonia, siendo su figura un ícono de la región. Según los datos de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), se calcula que la población original de guanacos existentes en la región oscilaba entre 30 y 50 millones de ejemplares. Por efecto de la cacería descontrolada y el deterioro de su hábitat, hay zonas en las que el guanaco es considerado una especie en peligro, ya que son cazados por su carne, cuero y lana. En la región altoandina y puneña las poblaciones son pequeñas, encontrándose en muchos casos en una disminución progresiva de sus números.

Desde tiempos inmemoriales el guanaco convivió con el ser humano en la Patagonia, donde formaba parte de la dieta de los pueblos originarios, quienes también aprovechaban sus pieles y huesos para la elaboración de vestimentas, refugios y herramientas. La llegada del hombre blanco cambió todo en la Patagonia. La conquista de tierras y el avance de la ganadería encontró obstáculos no sólo en los pueblos originarios, sino también en muchas de las especies nativas como el caso de nuestro emblemático camélido. Asi fue como, atendiendo a una lógica de explotación irrestricta característica de la época, el ambiente fue abruptamente modificado gracias a la caza intensiva de diversas especies animales que eran consideradas un estorbo para la producción ganadera. En Tierra del Fuego, por ejemplo, la caza intensiva del guanaco produjo que durante cierto tiempo la población se viera notablemente disminuida.

Con el pasar del tiempo y la toma de conciencia que esto conlleva, la caza se fue regulando y en algunos casos prohibiendo, como sucede en Tierra del Fuego, donde actualmente la población se ha recuperado notablemente y pueden verse enormes manadas de estos animales recorriendo las estepas del norte de la Isla.

A pesar de que la población actual de guanacos representa no más que el 7% de la población original, este número parece ser demasiado para la opinión de algunos y hasta se ha llegado a hablar de una “plaga” de guanacos en la Patagonia. Nuevamente los intereses económicos parecen querer tomar las riendas y con la excusa de una nueva posibilidad de explotación comercial se ha abierto la puerta para la caza deportiva y comercial del guanaco.

Hoy los restaurantes de Santa Cruz ofrecen en sus menues diversos platos elaborados con carne de guanaco. Resulta llamativo y hasta contradictorio que en épocas donde las ideas tienden hacia el conservacionismo de los hábitats y las especies nativas, se abra esta posibilidad de explotación de una especie originaria en estado salvaje que, si bien se encuentra en forma numerosa, se halla en peligro en diversas regiones del continente debido a su sobreexplotación. Podríamos considerar que esta medida significa un retroceso, un paso atrás en la conservación de nuestra fauna nativa.

Esta claro que esta iniciativa responde a los intereses de los productores de ganado ovino que ven en el guanaco, cuya población segun el INTA ha crecido en un 400% en los últimos tiempos, una fuerte competencia por el alimento para sus ovejas. Frente a esta realidad, los grupos ambientalistas han expresado su descontento, asegurando que el proyecto representa un grave peligro para la especie. En declaraciones a la prensa, el presidente ejecutivo de la ONG Aves Argentinas, Hernán Casañas, dijo que “se parte de un diagnóstico inicial errado, se habla del guanaco como plaga y como el principal problema que enfrentan hoy los pastizales en la Patagonia y no es así”. Casañas cuestiona los valores oficiales que determinaron el aumento de la población de guanacos: “No sólo han sido realizadas con diferentes metodologías, algunas de ellas son cuanto menos controversiales, sino que, si los valores fueran aceptables, comparables y ajustados a la actualidad, no mostrarían un incremento en la abundancia de guanacos desde el año 2005”.

El tema es complejo y extenso, pero resulta por lo menos controversial en los tiempos que corren hablar de la explotación comercial de una especie nativa en estado salvaje. La historia demuestra que las experiencias de este tipo no han dado buenos resultados para el ambiente. Actualmente, la caza de animales salvajes no goza de popularidad y se trata de una práctica muy criticada por la sociedad. El tiempo dirá si se trata de una medida sostenible o pasará a la historia como una más de las malas decisiones de aprovechamiento de los recursos naturales de nuestro país.

 

Able Sberna

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