El Rompehielos ARA “Alte. Irizar” vuelve a navegar con rumbo sur. Después de 10 años, la reconstrucción y la puesta en marcha del emblemático buque implicó más que la reparación de lo que el fuego había destruido. Hablan en exclusiva para EL ROMPEHIELOS dos de los involucrados en la evolución de las cenizas a la vida del Irizar.

Diez años pasaron desde que se declaró el incendio del Almirante Irizar a 140 millas náuticas de Puerto Madryn en la provincia del Chubut, en abril del 2007. El buque insignia de las operaciones navales y científicas quedaba reducido y su destrucción alcanzaba el 80% del total.

El día de hoy, y luego de un extenso proceso de reparación en Tandanor, que genera un hito en la Ingeniería Naval en nuestro país, el Irizar vuelve a zarpar camino a la Antártida. EL ROMPEHIELOS visitó Tandanor para conocer cómo fue el proceso de recuperación y modernización previo a zarpar con destino a Puerto Belgrano para luego tomar destino sur hacia Ushuaia donde estará algunos días previo a las pruebas en los hielos Antárticos.

“Este buque venía de la campaña 2006 – 2007 y a 150 millas de Puerto Madryn sufre el incendio que destruye el 80% del buque” cuenta el Ingeniero Raúl Ramis, Gerente del Proyecto RHAI en Tandanor. “El buque es rescatado y llevado a la base de Puerto Belgrano donde se realiza un análisis y un estudio de factibilidad de qué hacer con el buque. Se compra un buque nuevo, se repara el buque, se repara en el exterior -enumera el ingeniero-. Hubo distintas alternativas y gracias a Dios triunfa la decisión de repararlo en el país”.

Ing. Raul Mario Ramis – Gerente Proyecto RHAI – Tandanor

No se había encarado una reconstrucción de semejante magnitud hasta el momento. Ramis recuerda que en ese contexto “una de las opciones era Tandanor y demostramos que éramos la opción”.

“El buque llega en 2008 en octubre -continúa relatando-, más de un año después del incendio y comienzan todas las tratativas de qué hacer y qué no hacer desde el punto de vista de la ingeniería”. La firma del primer contrato llega recién en 2009 y no es hasta 2010 que comienza el desguace del buque. Habían pasado 3 años desde su destrucción.

“Es una obra en la cual a nosotros -en mi caso particular y mis compañeros ingenieros navales- y siendo parte de este tipo de industria, nos sentimos orgullosos que se pueda hacer en el país. La capacidad está, tienen que darnos una oportunidad y podemos sacar adelante obras de esta magnitud” remarca el ingeniero a horas de ver el trabajo de años nuevamente en altamar rumbo a aguas internacionales.

Para Ramis, la reconstrucción del Irizar no solo representa el resurgir de un emblema de las campañas antárticas. “Creo que este es el comienzo de una reactivación de lo que es la industria naval” señala sin dudar.

La ejemplificación de Ramis es clara: “estamos demostrando que tenemos las facetas de construcción. Nos estamos acercando más a lo que es propiamente un astillero a lo que antiguamente era Tandanor que era un taller de reparaciones navales. Lo más importante que hemos logrado nosotros como ingenieros navales y en la gestión como profesionales es la incorporación de jóvenes ingenieros”.

La reconstrucción del ARA “Alte. Irizar” no involucró mejoras únicamente para el desarrollo en la ingeniería naval. Lo explica Sebastián Musa, Segundo Comandante del Rompehielos, quien hace hincapié en la modernización que recibió éste en su capacidad de desarrollo científico.

CC Sebastián Musa – Segundo Comandante Rompehielos ARA “Alte. Irizar”

“La misión principal que tiene el comando conjunto antártico es proveer la logística antártica a la ciencia” detalla Musa. “Nuestro país define perfectamente claro las responsabilidades: la logística se encarga las Fuerzas Armadas y la parte de Ciencia el Ministerio de Relaciones Exteriores -describe-. El apoyo que damos nosotros es a todas las bases argentinas y también a través de convenios a bases internacionales”.

“El continente Antártico es un continente dedicado a la paz y a la ciencia” apunta Musa. “Allá no hay tanto misterio de relaciones, es directamente el apoyo” explica describiendo el panorama del trabajo diario dentro de la Antártida.

“Nosotros contribuimos a ese apoyo, a que la ciencia argentina pueda desarrollarse en la Antártida y tengan todo para hacerla. Tanto en las bases como a bordo del buque”. El viejo Irizar contaba con 3 laboratorios, más o menos 40 o 50 metros cuadrados de ciencia. En la reconstrucción “se extendió a 400 metros cuadrados. Todo eso fue modificado, fue mejorado” detalla Musa. “Todos los equipos son nuevos. Además de la logística lo que queremos hacer este año es que los científicos que tiene el buque que antes no tenía”.

“El proceso que se inició fue no solamente una reparación sino una modernización” señala el Segundo Comandante. No solo desde el espacio físico para el trabajo científico, también en la mecánica “tenemos un sistema de máquinas totalmente modernizado”.

El nivel de avance tecnológico del Irizar se refleja en los cerca de 5 mil sensores que van todos a un sistema de computadoras.  “Desde lo que es máquinas, lo que es generadores, lo que es el sistema de lucha contra incendio hasta lo que es temperatura, presión, etc. Que son todas informaciones que hacen que optimicen le rendimiento de todo lo que es el sistema de propulsión” resume Musa.

La vuelta del ARA “Alte. Irizar” está lejos de representar el regreso de un buque cargado de nostalgia. Es la expresión materializada de la evolución y el desarrollo tecnológicos, y los fines que se persiguen a la hora de volver al Continente Antártico. El respaldo claro hacia la tarea de científicos argentinos que ocuparán los 400 metros cuadrados dedicados a la investigación dentro de la embarcación como un laboratorio flotante. El desarrollo de una industria de ingeniería naval que hasta hace pocos lustros atrás dependía de las posibilidades fronteras afuera. Desafíos y metas que se ven concretados en altamar rumbo al sur.

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