Se ha convertido en uno de los paseos favoritos de visitantes y lugareños. Fuertemente promocionado por el Estado y comercializado por los operadores turísticos, el sendero de Laguna Esmeralda acusa un importante deterioro debido a la intensidad de su uso. EL ROMPEHIELOS dialogó con Sabrina Kizman, licenciada en Turismo, para conocer su opinión sobre esta situación.

El atractivo principal de nuestra provincia es su entorno natural. Tanto para quienes habitamos la isla como para quienes nos visitan, recorrer senderos, visitar lagos, costas y ríos, o subir montañas, resulta una actividad irresistible. La belleza de los paisajes fueguinos y el estado de conservación de su ambiente es una de las principales características que han convertido a nuestra provincia en un destino turístico internacional, del cual se benefician miles de fueguinos y fueguinas que trabajan directa o indirectamente en dicha actividad.

Correctamente planteado e implementado el turismo puede ser un importante motor económico y una valiosa fuente de trabajo para los habitantes de Tierra del Fuego. Pero como cualquier actividad humana, el turismo tiene un impacto sobre el ambiente y si no se tienen los recaudos necesarios, este impacto puede convertirse en un daño irreparable sobre el patrimonio que convierte a nuestra provincia en un destino turístico internacional.

Quien visite Laguna Esmeralda no podrá evitar sorprenderse de la imponente belleza del espejo de agua, contrastando con las montañas y glaciares que lo rodean. Pero tampoco podrá evitar embarrase, tropezar, perder el camino y en algunos casos lesionarse. Y es que el estado actual del sendero esta lejos de ser el óptimo. El constante tránsito de miles de personas por un terreno que en gran parte este compuesto por humedales, hace que el sector se encuentre severamente impactado, lo que dificulta la travesía y representa un riesgo de seguridad para los visitantes, además de poner en peligro el entorno natural.

Actualmente el sendero de Laguna Esmeralda muestra importantes signos de deterioro y se encuentra altamente impactado. Esto queda en evidencia al observar la alteración sobre el medio natural que vamos viendo a lo largo de la traza del sendero. Múltiples huellas, ramas cortadas, pisoteo del suelo y daño de las especies vegetales que crecen a nivel del suelo” explica Sabrina Kizman, Licenciada en Turismo y trabajadora del sector. Para la profesional esta situación “se debe a varios motivos ligados directamente al crecimiento del número de visitas, a la fragilidad del terreno, a la proximidad de la ciudad, a que cada vez más la gente sale a explorar la naturaleza y que si bien podríamos decir que no es una senda fácil, más bien de dificultad mediana por sus asensos, el tipo de terreno y su extensión, cualquier persona con mínimo estado físico puede realizarlo”.

Resulta evidente al observar el estado del sendero que el mismo se encuentra sobreexplotado y que de no tomarse medidas prontamente el impacto puede ser irreversible. Se trata de una problemática cuya solución depende de un compromiso compartido. Según Kizman “el Estado tiene un rol fundamental y también quienes se benefician en forma directa como los operadores agencias de turismo, transportistas y guías. Es importante que se establezcan reglas claras de quiénes pueden vender este tipo de servicios y en qué condiciones, y que sea clara la responsabilidad; pero también si desde el Estado ofertamos libremente este circuito y esto se extiende al mundo de las redes, dar la información adecuada a los caminantes en cuanto a riesgos, dificultades y condiciones del sendero. Creo es indispensable reactivar los espacios de participación multisectorial, donde cada sector pueda aportar su punto de vista, sus necesidades, y encontrar mejores formas de hacer, minimizar riesgos y el impacto negativo hacia el ambiente”.

El sendero de Laguna Esmeralda es solo uno ejemplo, quizás el más emblemático, del impacto que la actividad turística, pero también el uso por parte de los lugareños, pueden tener sobre el ambiente, en particular en sectores tan frágiles como los fondos de los valles fueguinos que principalmente se encuentran ocupados por turberas, las cuales se deterioran rápidamente y de forma irremediable. En las últimas temporadas de verano la actividad de trekking a escalado en popularidad entre los visitantes y los habitantes de la provincia, quienes cada vez se animan más a explorar el ambiente circundante.

La difusión que posibilitan las redes sociales hace que el interés por conocer nuevos sitios vaya en aumento y con esto el riesgo de que se produzca un impacto. Otras sendas populares como la de Cascada Submarino y Laguna Turquesa ya se encuentran impactadas debido al continuo tránsito, lo que demuestra que la situación observada en Laguna Esmeralda puede repetirse en otros sitios. “Es muy posible y es algo que ya está pasando” opina Kizman. “Por eso es tan importante la planificación, el monitoreo y el mantenimiento de las sendas, así como la cartelería con recomendaciones y advertencias sobre las particularidades de cada lugar. Cada vez más el concepto que debe regular al turismo está ligado con minimizar los impactos negativos, y para ello es fundamental tener en cuenta la capacidad de carga de cada sitio. Hay muchos ejemplos en el mundo, desde lo que sucede en el Everest a como se regula el turismo antártico. Y en esto el Estado, como en la mayoría de las cosas, tiene un rol fundamental” explica la profesional.

Laguna Esmeralda es en este momento uno de los sitios más populares del sur de nuestra provincia y es de esperarse que esta popularidad continúe en ascenso, teniendo en cuenta la difusión que se hace del lugar tanto de parte del Estado, como de los operadores y de las personas particulares que lo visitan y comparten en sus redes. Para Kizman “es importantísimo poder trabajar en el ordenamiento de la visita en el lugar, temas como la congestión, impacto de la senda (sitios anegados o con barro) disponibilidad de baños, trabajo de mantenimiento, monitoreo, seguridad y algún tipo de presencia del Estado, deberían estar en la agenda a discutir en el corto y mediano plazo y de allí tomar las mejores decisiones”.

Según la profesional en turismo “llegar a cumplir con las expectativas de quienes salen a caminar, y que ello sea una gran experiencia en la naturaleza, es en definitiva lo que va a contribuir a la imagen y a la calidad de nuestro destino turístico y a afianzar el sentido de pertenencia de quienes nacieron o han elegido este lugar para vivir”.

Laguna Esmeralda es el ejemplo más claro del impacto que puede tener el turismo y las actividades en la naturaleza sin el correcto control y regulación. En tiempos donde se discute la necesidad de potenciar la actividad, desarrollar el destino y crear nuevas ofertas, es indispensable no perder de vista la necesidad de que el turismo sea una actividad sustentable que promueva por sobre todas las cosas la conservación del ambiente natural.

Abel Sberna

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