El 22 de noviembre del año 180, hace 1839 años, murió Santa Cecilia, patrona de la música.
Cecilia de Roma fue una mujer de familia noble que falleció en un año indeterminado entre el 180 y el 230 de nuestra era.
La joven se convirtió en secreto al cristianismo y sus padres la casaron con un noble pagano. En la noche de la boda, ella le confiesa al marido la fe que profesa y le dice que quiere guardar su virginidad para Dios, que la custodia a través de un ángel. El novio deseoso ver a ese misterioso ser alado, termina aceptando ser bautizado.
No eran buenos tiempos para los cristianos en Roma: se los perseguía y eran condenados a morir de formas aberrantes.
Cuando capturan a la pareja, primero intentaron, sin éxito, ahogar a Cecilia en el vapor de las termas de su casa mientras ella cantaba con toda a voz el amor que le profesaba al Señor; luego, trajeron a un verdugo que golpeó tres veces su cuello con una pesada y filosa hacha sin poder cortarle la cabeza. Ante este hecho imposible, el hombre huyó loco de miedo, dejando a la persistente cristiana viva y ensangrentada. Finalmente murió tres días después. Por este hecho, a Santa Cecilia, en algunas obras, se la representa como un cadáver con un tajo en su cuello.
En 1594, el papa Gregorio XIII la nombró patrona de la música.
Cecilia ha sido una de las santas más conocidas y veneradas a lo largo de la historia cristiana.
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