En el año 2017 el presidente del país norteamericano anunció su intención de retirarse del acuerdo de París, el mayor pacto vinculante para hacer frente a la crisis climática global. La semana pasada la administración Trump inició formalmente el proceso para retirar al país del acuerdo.

La crisis climática es una realidad que afecta gravemente a nuestro mundo y se debe principalmente al impacto de las actividades que nuestra especie lleva adelante, especialmente en las últimas décadas en las cuales las emisiones de gases invernadero y el deterioro de los ambientes naturales han acelerado los procesos de cambio climático. Este hecho, aceptado de forma casi unánime por la comunidad científica internacional, pone a las naciones del mundo en la obligación de llevar adelante medidas para mitigar estos efectos y revertir el calentamiento global, en especial aquellas que más responsabilidad tienen, como es el caso de los Estados Unidos de Norteamérica.
En noviembre de 2016 entró en vigencia el Acuerdo de París, un pacto internacional suscrito dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio, al cual adhirieron cerca de 200 naciones, y que tiene como objetivo reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El objetivo principal es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza. Las naciones firmantes se comprometen a llevar adelante tres acciones: Mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 °C y eventualmente limitar ese aumento a 1,5 °C, mejorar la adaptación a los efectos adversos del cambio climático y alentar un desarrollo con menos emisiones de GEI, sin comprometer por eso la producción de alimentos, y elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.

A pesar del compromiso asumido por su país, el presidente Donald Trump anunció en 2017 que Estados Unidos se retiraría del acuerdo de París, hecho que comenzó a concretarse el pasado lunes 4 de noviembre, cuando Estados Unidos comenzó el proceso formal de retirada. El presidente Trump argumenta que el acuerdo representa una carga económica injusta impuesta a los trabajadores, las empresas y los contribuyentes estadounidenses por las promesas de Estados Unidos hechas en virtud del acuerdo. La realidad es que el compromiso de reducir emisiones y generar políticas y acciones tendientes a la adaptación y mitigación al cambio climático representan un peso económico considerable que Trump no tiene interés de asumir. En diversas oportunidades el presidente, a contramano de la opinión científica generalizada, de la abrumadora cantidad de evidencias y de las demandas sociales, ha expresado que la crisis climática no existe y que se trata de un gran fraude elucubrado por la comunidad científica en su conjunto.
Los dichos y acciones de Trump en un contexto en el cual el equilibrio ambiental del planeta pende de un hilo, la supervivencia de millones de especies corre peligro, y las sociedades humanas de todo el mundo se ven gravemente afectadas, generan una gran preocupación en la comunidad global, en especial entre las naciones signatarias del acuerdo que temen que esta decisión de los Estados Unidos pudiera generar una respuesta de parte de China, el principal adversario económico de la potencia norteamericana.
Una vez presentada formalmente la petición, tiene que pasar otro año para que la salida del acuerdo sea efectiva. Por tanto, Estados Unidos se desvinculará del pacto el 4 de noviembre de 2020, año en el cual el país atravesará un nuevo proceso de elecciones presidenciales, lo cual podría ser decisivo para el futuro de los Estados Unidos dentro del acuerdo de París.
Abel Sberna
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