El pasado 7 de marzo se entregaron en el Senado de la Nación los reconocimientos Berta Cáceres en reconocimiento a la labor de diferentes mujeres del país en la lucha por el ambiente. Los reconocimientos estuvieron a cargo de la Red de Defensoras del Ambiente y el Buen Vivir y la presidenta de la Asociación Manekenk de Tierra del Fuego fue distinguida con el mismo. EL ROMPEHIELOS dialogó con la ambientalista para conocer cuál fue su experiencia.

Nancy Fernández es docente, investigadora y ambientalista. Desde hace 14 años preside la Asociación Manekenk de educación ambiental, una de las ONGs más importantes y de mayor trayectoria de la provincia. Se trata de una asociación compuesta de voluntarios y voluntarias de Tierra del Fuego que trabajan constantemente en diferentes proyectos de conservación y educación ambiental, al tiempo que interviene frecuentemente en cuestiones legislativas, jurídicas y de gestión gubernamental que pudieran tener efectos negativos sobre el patrimonio ambiental.

La labor del equipo liderado por Fernández no ha pasado desapercibida a nivel nacional y es por ello que la presidenta de Manekenk ha sido galardonada con el reconocimiento Berta Cáceres por su compromiso y trabajo por al ambiente y la calidad de vida. La iniciativa corre por cuenta de la Red de Defensoras del Ambiente y el Buen Vivir, una red federal de relaciones para favorecer la colaboración solidaria, jurídica, política, económica y sanitaria de mujeres que protagonizan la defensa del ambiente y la construcción del buen vivir. El evento tuvo lugar el día 7 de marzo en el salón Manuel Belgrano del Senado de la Nación y junto con Fernández recibieron el reconocimiento importantes figuras como Rita Segato y Elena Rogers.

EL ROMPEHIELOS dialogó con la ambientalista para conocer cómo vivió la experiencia y cuáles son sus ideas e impresiones sobre la participación de las mujeres en la lucha por el ambiente.

¿Cómo fue la selección?

Hubo un período de postulaciones, en el cual miembras integrantes de la red postulaban mujeres para recibirlo. En el caso de Manekenk, nos contactó una de las coordinadoras, la Dra. Silvia Papuccio de Vidal, dado que ella vivió varios años en Ushuaia y conociendo nuestro trabajo, consideró que el mismo merecía el reconocimiento y la visibilización por todas las acciones que Manekenk lleva adelante en Tierra del Fuego.

¿Qué se siente que se reconozca a nivel nacional tu trabajo en Manekenk?

Es un gran orgullo dado que uno cree que por estar lejos de los grandes centros urbanos, el trabajo pasa desapercibido y es invisible. Además en estos tiempos tan turbulentos en los que las ONG somos atacadas y etiquetadas con ciertas denominaciones despectivas, nos da aliento para seguir en el mismo camino dado que no estamos erradas. Por otro lado pertenecer a una red de este tipo, nos hace sentirnos acompañadas, contenidas y referenciadas a nivel nacional. Hemos conocido varias mujeres que silenciosamente trabajan por el ambiente y el buen vivir en varias partes de la Argentina y realmente es impresionante la cantidad de organizaciones que permanecen invisibles pero hacen un enorme trabajo, con escasos recursos, con voluntarios, con pequeñas donaciones, poniendo el cuerpo día tras día. Yendo a la “acción” como dijo en su presentación Marta Maffei. Necesitamos más acción y menos discurso para revertir la crisis ambiental a la que nos enfrentamos.

¿Cuál es para vos la importancia del rol de la mujer en la lucha por el ambiente, la calidad de vida y los derechos humanos?

Varias investigadoras insisten con que la salida a la crisis ambiental es el eco feminismo. Las mujeres nos sentimos empáticas y solidarias con el resto, valoramos la vida más que nada y el cuerpo como territorio. Desde el eco feminismo se trata de visualizar cómo el patriarcado se une al capitalismo en el sistema de explotación del cuerpo – planeta.

Como dice Rita Segato, si a esto le sumamos el tema de la mirada rapiñadora sobre el planeta y sus criaturas (y no olvidemos la raíz común de las palabras rapiña y rape, violación en inglés), tendremos el cuadro completo de la transformación de la vida en cosa, la transformación de las personas en mercancía, en primer lugar el pasaje de las mujeres a esa condición de objeto, a su disponibilidad y desechabilidad, ya que la mímesis de los hombres con la posición de poder de sus pares y opresores encuentra en ellas las víctimas a mano para dar paso a la cadena de mandos y expropiaciones.

¿Cómo ha evolucionado la participación de las mujeres en cuestiones sociales y ambientales durante los últimos años?

Las mujeres fuimos las primeras en protestar contra la destrucción del medio ambiente. Llegamos a ver claramente que la ciencia y la tecnología no eran neutras en relación con el género y, al igual que muchas otras mujeres, empezamos a comprender que existía una estrecha conexión entre la relación de dominio explotador entre el hombre y la naturaleza y la relación de explotación y opresión entre hombres y mujeres que impera en la mayoría de las sociedades patriarcales, incluidas las sociedades industriales modernas.

Fue una mujer, Rachel Carson la primera en dar la voz de alarma por los impactos que el DDT estaba haciendo en el planeta y fue gracias a ella que años más tarde se prohibió.
Las mujeres vienen peleando por la salud de sus hijos, de sus familias. Gracias a grupos de madres de diversos lugares de Argentina, se prohibió el PCB, se paró la construcción de la planta de Monsanto en Córdoba, la corte suprema emitió el primer fallo ambientalista en su historia (Causa Mendoza) porque la contaminación del Riachuelo en Bs As estaba matando a sus niños.

En Latinoamérica incluso llegaron a matarlas, como el caso de Berta Cáceres por liderar un movimiento contra tres represas.

Así que mirá si será significativo lo que las mujeres somos capaces de hacer que o te matan o te desmerecen, te asignan etiquetas (en mi caso me han llamado enemiga del progreso), intentan colocarte en un lugar de “enemigo” de conservacionista a ultranza. Buscan colocarte una figura negativa para que la comunidad crea que las ambientalistas nos oponemos a todo.

En fin, fueron y son las mujeres las que más conquistas ambientales llevaron adelante. En estos tiempos, el hecho de sumarse a un colectivo eco feminista como bandera ha generado mayor cohesión y comunicación de lo que se viene haciendo en el país y en el mundo.
Muchas mujeres a lo largo de la historia no supieron que eran eco feministas. Solo fueron mujeres que pelearon por preservar el ambiente de sus barrios, ciudades o regiones.

 

Abel Sberna
Imágenes:
Prensa Maria José Lubertino

 

 

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