Según nuevos datos de la Organización Mundial de la Salud nueve de cada diez personas respiran aire con altos niveles de contaminantes. Las estimaciones indican que aproximadamente siete millones de personas mueren cada año debido a la contaminación presente en el aire.

Preocupante pero no sorprendente. Las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) impactan por su crudeza pero no deberían extrañar a nadie que preste atención a lo que sucede en el mundo. La realidad es que nuestras actividades impactan brutalmente en la calidad del aire que respiramos, provocando enfermedades y muertes en todo el mundo. Según la OMS son alrededor de siete millones las personas que mueren cada año debido afecciones relacionadas a los contaminantes presentes en la atmosfera, que, al ingresar en los pulmones y el sistema cardiovascular, pueden ser causales de enfermedades como accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cáncer de pulmón, neumopatía obstructiva crónica e infecciones respiratorias, como la neumonía. Según el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, “la contaminación del aire representa una amenaza para todos, si bien las personas más pobres y marginadas se llevan la peor parte. Es inadmisible que más de 3000  millones de personas, en su mayoría mujeres y niños, sigan respirando todos los días el humo letal emitido por cocinas y combustibles contaminantes en sus hogares. Si no adoptamos medidas urgentes contra la contaminación del aire, el desarrollo sostenible será una simple quimera”.

El problema es aún más complejo de lo que se puede creer, ya que de estas muertes solo una parte está relacionada con la contaminación atmosférica, mientras que el resto tiene que ver con contaminantes domésticos producidos por sistemas de calefacción precarios o deficientes. Más del 90% de las muertes relacionadas con la contaminación del aire se producen en países de ingresos bajos y medianos, principalmente de Asia y África, seguidos por los países de ingresos bajos y medianos de la Región del Mediterráneo Oriental, Europa y las Américas. Una vez más, queda claro que los sectores vulnerables son las que más afectadas se ven por la contaminación. Se estima que alrededor de 3000 millones de personas de todo el mundo no cuentan con acceso a combustibles y tecnologías de cocción limpia y segura en sus hogares.

Según la OMS aproximadamente el 90% de las personas del planeta respiran aire contaminado y en los últimos años los niveles de contaminación del aire ambiente han permanecido elevados y más o menos estables. Según sus datos las regiones que registran los niveles más altos de contaminantes son el Mediterráneo Oriental y Asia Sudoriental, donde los niveles medios anuales suelen quintuplicar con creces los límites establecidos por la OMS.

A pesar de esto, la OMS se muestra optimista y aseguran que a pesar de los altos niveles de contaminación y las cifras de mortandad, cada día son más los gobiernos que comienzan a tener en cuenta la problemática. “Los líderes políticos de todos los niveles de gobierno, incluidos los alcaldes, están empezando a prestar atención a este problema y a tomar medidas”, añade el Dr. Tedros. “La buena noticia es que cada vez hay más gobiernos que se están comprometiendo más con el monitoreo y la reducción de la contaminación del aire, y que el sector de la salud y otros sectores como el del transporte, la vivienda y la energía están adoptando más medidas a nivel mundial”. Por su parte, María Neira, Directora del Departamento de Salud Pública y Determinantes Medioambientales y Sociales de la Salud de la OMS sostiene que “muchas megalópolis de todo el mundo quintuplican con creces los niveles fijados en las directrices de la OMS sobre la calidad del aire, lo que representa un riesgo considerable para la salud de las personas”, y agrega que “el interés político en este desafío mundial para la salud pública es cada vez mayor. El aumento del número de ciudades que registran datos sobre la contaminación del aire refleja un compromiso con la evaluación y el monitoreo de la calidad del aire. Este aumento se ha dado principalmente en países de ingresos altos, pero esperamos ver un aumento similar de los esfuerzos de monitoreo en todo el mundo”.

 

Abel Sberna
Fuente: http://www.who.int

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