En 28 de Noviembre, la firma del convenio entre el CAP y la Fundación Bioandina fue una escena que condensó años de trabajo silencioso. Vecinos que crecieron viendo al cóndor sobrevolar la cuenca, técnicos que recorren la estepa desde hace décadas, autoridades que hoy quieren sostener ese esfuerzo y una comunidad que empieza a verse reflejada en la imagen del ave que lleva siglos habitando estos valles.

conservación del cóndor andino


La muestra fotográfica del Programa de Conservación del Cóndor Andino abrió sus puertas en el Centro de Residentes Chilenos y transformó por un rato el ritmo cotidiano de la localidad. Familias, escuelas y trabajadores pasaron a mirar de cerca lo que rara vez se logra ver con tanta nitidez: la intimidad de una especie que siempre parece lejana, pero que pertenece profundamente a estas tierras.

Desde ahí, la directora de Áreas Protegidas, Marisol Espino, lo dijo con una naturalidad que quedó resonando. Y es que “el cóndor está siempre en los cielos, pero también necesitamos tenerlo en nuestras mentes y en nuestros corazones”. Para ella, el 2025 dejó avances concretos en conservación y recordó que, muchas veces sin saberlo, la provincia resguarda también los monumentos naturales.

El presidente del Consejo Agrario Provincial, Hugo Garay, habló desde la experiencia de quienes vieron crecer este proyecto. Mencionó que “hay mucha investigación y mucho trabajo de campo detrás”, y que nada de lo logrado tendría sentido sin el compromiso sostenido de los vecinos. También explicó que el impulso para que 28 de Noviembre sea declarada Capital Nacional del Cóndor Andino responde a una decisión del gobernador Claudio Vidal, de acompañar cada iniciativa que fortalezca a la provincia. El proyecto, presentado por la senadora Natalia Gadano, ya avanzó en el Senado y espera tratamiento en Diputados.


Un acuerdo que acompaña lo que ya existe

La firma del convenio con la Fundación Bioandina sumó un marco formal a un trabajo que en la práctica viene construyéndose desde hace tiempo. Permitirá profundizar la investigación, mejorar la cooperación científica y reforzar el Programa de Conservación del Cóndor Andino. Garay sintetizó que el acompañamiento de la Fundación “viene consolidando una labor ejemplar” en la región.

El acta complementaria incluida en el acuerdo define a varias Áreas Naturales Protegidas de Santa Cruz como Santuarios del Cóndor para la Conservación de la Naturaleza, una herramienta que reconoce la importancia de los sitios donde la especie aún encuentra refugio. En un contexto donde el cóndor es considerado vulnerable a nivel global y amenazado en Argentina, cada paso suma.

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El cierre dejó una escena tan sencilla como simbólica. En un mismo espacio, instituciones públicas, organizaciones, técnicos, fotógrafos y vecinos mirando la misma imagen. Es, quizás, la mejor síntesis del espíritu que atraviesa este proyecto, de entender que la conservación no ocurre lejos, sino acá, en la vida diaria de una comunidad que aprendió a levantar la vista y reconocer en el vuelo del cóndor parte de su propia historia.

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