Elisa Carrió valoraba mucho al saliente jefe del Ejército Diego Suñer. Demasiado.

Tanto que no le gustó en absoluto la decisión del presidente Mauricio Macri y del ministro de Defensa Oscar Aguad, de reemplazarlo por el general de brigada Claudio Pasqualini.

A Carrió y a la Coalición Cívica le preocupan “los posibles negocios” detrás de la venta de tierras del Ejército para negocios inmobiliarios. Pingües negocios, dicen. “Los cambios en el Ejército y la transferencia de bienes de las Fuerzas Armadas a la órbita de la Administración de Bienes del Estado preocupan a la Coalición Cívica por la posible venta indiscriminada de bienes y de negocios en la Capital Federal”, dijeron a Clarín fuentes de la fuerza política que suele decir lo que Carrió quiere que diga.

Por las dudas, dejan de lado cualquier responsabilidad o manejo turbio del presidente Macri, quien decidió la remoción de Suñer como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y apuntan contra el ministro de Defensa. “Lamentamos nuestras claras diferencias con el Ministro Aguad en este tema”. En lo que va del año, primero fue Germán Garavano, el ministro de Justicia al que Carrió criticó por su decisión de dejar caer la acusación por encubrimiento contra los exfiscales de la causa AMIA, Eamon Müllen y José Barbaccia. Ahora parece ser el turno de Oscar Aguad. La dirigente chaqueña ya alertó a los suyos en privado: “Voy a observar muy bien al reemplazante de Suñer”, dijo, en alusión al general Claudio Pasqualini.

Le reiteró que está “especialmente preocupada por la venta indiscriminada de bienes del Ejército” y que tiene “desconfianza de algunos referentes cercanos” al nuevo Jefe del Ejército.

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