El 15 de noviembre en horas de la mañana se recibió el último contacto del Submarino ARA San Juan con la Base Naval. En horas de la noche de ese mismo día comenzaron a surgir los primeros rumores sobre la desaparición de la nave en las profundidades del Mar Argentino.

En los días siguientes las noticias sobre el caso se multiplicaron. Empezaron a poblar las tapas de los diarios, los sitios web, los programas principales de radio y de televisión y cuanta plataforma nueva de noticias apareciera.

Las redes sociales se inundaron de links compartidos, fotos del submarino y de los integrantes de la tripulación, oraciones, velas encendidas y esperanza.

El puerto de Comodoro Rivadavia se convirtió en protagonista indiscutido y centro de noticias del país y del mundo. Las primeras planas comenzaron a reproducirse masivamente en Argentina y en el exterior. Allí se concentraron los trabajos que intentaron un rescate que no fue y millones de ojos se posaron frente a sus aguas esperando novedades que no llegaron.

Finalmente, el 30 de noviembre, la Armada Argentina da por finalizadas todas las tareas de rescate y desde allí se asume que no habrá sobrevivientes. Los 44 se convirtieron así en un símbolo de duelo. Algunos días más duró el pedido de rescate y el anhelo de los familiares por volver a encontrarse con sus seres queridos.

Con el correr de los días las conferencias de prensa de la Armada se fueron diluyendo y el interés de los medios que hacían la cobertura fueron perdiendo el interés. El 7 de diciembre el diario Clarín titula “Cae el interés. Submarino ARA San Juan: sólo hubo tres periodistas en el último parte de la Armada. Por primera vez, el parte oficial no fue transmitido en vivo por televisión”.

Y, de a poco, la noticia se fue extinguiendo. Quizás esporádicamente algunos medios nacionales informan sobre los nuevos acontecimientos. En el imaginario popular, la esperanza de encontrar la nave también se va extinguiendo.

¿Cuánto tiempo vive una noticia?

Diana Alarcón es especialista en el manejo de las Relaciones Públicas. Desde hace 19 años se ha dedicado a llevar a cabo estrategias para el posicionamiento y prestigio de diversas marcas de consumo, tecnología, lujo o estilo de vida.

La especialista describe: “ahora con esto del Internet y las redes sociales, además de viralizar una noticia, ya sea buena, mala, falsa o verdadera, ésta se queda en la web para siempre en su archivo histórico. Esto tiene sus bemoles, ya que de pronto los que habitamos en este mundo estamos hartos de ver estas noticias pasando todo el tiempo, -justamente en estas plataformas- además de las del radio y televisión anunciando lo mismo todo el santo día”.

Para Alarcón, “la duración de una noticia depende obviamente del hecho que se relata. No es lo mismo hablar de la perrita de Paris Hilton paseando por una Red Carpet, que del lamentable hecho en Ayotzinapa que no pierde vigencia. Si hay una situación así, te pasarás la mayor parte del noticiero informándola”, explica la mexicana en la revista online de marketing The Point.

Retomando el caso de las redes sociales, una noticia puede estar viva un plazo de una a dos semanas.

Vivimos en una época de refritos, ladies, lords y corruptos. Las noticias mientras más amarillas sean, más rating van a tener. A veces a los medios no les importa pasar por encima de quien sea con tal de conseguir una nota y agrandarla por muchos días.

Aquí en México no estamos exentos, noticias como los XV de Rubí que desde finales del año 2016 abarrotaron todos los medios, hasta hoy día que será ‘cantante’ y no perdemos oportunidad de ver las transmisiones de su cambio de ‘look’ o de su vida”, agrega.

En el mismo sentido, Alarcón suma: “volviendo a las cyber-plataformas, estas mismas en gran parte son las que se han encargado de agrandar el tiempo de vida de una noticia. Gracias a sus sistemas automatizados, las repiten continuamente”.

A nosotros los publirrelacionistas, muchas veces nos convienen estos continuos impactos cuando se trata de nuestro trabajo, ya que para quienes monitorean redes, el ROI* se eleva y tu jefe te querrá más cada vez”. (El ROI -Return On Investment o retorno de la inversión en español- es el valor económico generado como resultado de la realización de diferentes actividades de marketing)

En el caso puntal del submarino ARA San Juan, desde la psicología se descarta que la falta de interés tenga que ver con el tan mentado “rol de los medios”, sino que está más ligado a la falta de esperanza de encontrar sobrevivientes, “no hay nada heroico que esperar”, dicen.

La psicóloga y psicoanalista Betina Payaslian explica a EL ROMPEHIELOS: “Creo que la posición actual con respecto al conocimiento y al deseo subjetivo en general, es pasiva, las cosas -por así decirlo- te llegan”.

El deseo estaría en una posición como con cierta fiaca, todo te llega por delivery, sin pedir, hasta para las relaciones personales ya ni te movés, tenés la opción de elegir desde tu teléfono”, agrega.

Finalmente la licenciada resume: “Si las noticias del submarino desaparecen no se busca saber más, puede estar la inquietud, pero no hay movimiento”.

En suma, de alguna forma podemos asumir que es una cuestión sin resolución, es una especie de dilema de “el huevo y la gallina”. ¿Los medios dejan de informar porque al público ya no le interesa o la falta de interés del público hace desaparecer la noticia?

Lo que sí es una verdad ineludible es que nada se sabe del Submarino ARA San Juan hace casi dos meses, que no tenemos idea de cuánto tiempo durará esa incertidumbre o hasta cuándo seguiremos hablando de los 44.

 

María Fernanda Rossi

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