Comenzó la décima temporada del proyecto de investigación Siguiendo Ballenas que estudia las rutas migratorias de las ballenas de Península Valdés. Cada año aporta al conocimiento de la especie y revela nuevos aspectos sobre su comportamiento en las principales áreas de reproducción de los golfos norpatagónicos y sus travesías por los mares australes.

La ballena franca austral vuelve cada invierno a las costas del Atlántico patagónico. Llega a Península Valdés para parir, amamantar y descansar antes de emprender sus viajes de miles de kilómetros. Este año, más de 2100 individuos fueron registrados en la zona: un crecimiento que entusiasma a los científicos que hace más de una década siguen sus rutas con tecnología satelital.

ballena franca austral
Ballena Aluminium y su cría. Crédito Siguiendo Ballenas.


Desde 2014, el proyecto colaborativo Siguiendo Ballenas coloca transmisores de última generación para entender cómo se mueven estas gigantes del mar y qué riesgos enfrentan en su paso por áreas de pesca, navegación o energía offshore. En su décima temporada, el equipo monitorea 30 ballenas —madres con cría e individuos solitarios— instrumentadas en el Golfo Nuevo. Cada dispositivo se desprende solo, no genera daño y permite obtener varias posiciones por día.

Los datos revelan patrones migratorios que abarcan el Atlántico Sudoccidental y los mares subantárticos. También muestran sorpresas: en 2023–2024, la ballena Atenea cruzó por primera vez del Atlántico al Pacífico, un recorrido inédito que abrió nuevas preguntas científicas.

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Parte del equipo de investigación del proyecto Siguiendo Ballenas en el inicio de la temporada 2025_Crédito Siguiendo Ballenas


Rutas invisibles en el Atlántico Sur

Este año, la información generada en la región se integra a Corredores Azules, una iniciativa global que reúne registros satelitales de distintos países para trazar un gran mapa mundial de rutas migratorias. En Valdés, cada ballena instrumentada recibe un nombre tomado de la tabla periódica —Neon, Einsteinium, Aluminium— y es fotografiada para cotejarla con un catálogo que ya supera los 5 mil individuos identificados desde 1971.

La evolución tecnológica es clave. Los últimos transmisores alcanzaron duraciones récord: Moscovium envió señal durante 383 días y Sulfurium, durante 402. Esos meses extra de datos permitieron conocer viajes completos y detalles antes invisibles, como madres que no regresan a Valdés para el destete, pero sí se acercan al continente tras la migración estival.

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Tecnología que revela lo que el mar esconde

Siguiendo Ballenas es un esfuerzo conjunto entre instituciones de Argentina, Brasil, Dinamarca y Estados Unidos, con apoyo técnico, logístico y comunitario. Diez años después de su inicio, el proyecto ya registra los recorridos de 145 ballenas francas australes, una base de conocimiento que hoy guía decisiones de conservación en uno de los corredores marinos más importantes del planeta.

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