El nadador de aguas abiertas Matías Díaz Hernández, se consagró este fin de semana como ganador de la 71ª edición de la Travesía del Lago San Juan, en Canadá, una de las pruebas más exigentes del circuito internacional. 


“Fue una de las competencias más importantes de mi vida. Ganarla es un orgullo enorme”, dijo Matías tras cruzar la meta, dejando atrás a los quince nadadores más destacados del circuito mundial, incluidos campeones europeos y mundiales. Desde el Gobierno de Santa Cruz destacaron el triunfo como un hito para el deporte argentino, y el jefe de Gabinete, Daniel Álvarez, se comunicó personalmente con Matías para felicitarlo.

La historia de Matías empezó en una pileta cubierta del club Hispano Americano de Río Gallegos y hoy ya está en los portales de los medios elevando a Santa Cruz en lo más alto del deporte nacional. “Con la natación arranqué muy de chico, a los cuatro años”, recuerda. “Fue todo progresivo y entrenando dos veces por semana cuando era muy chiquito. Después tres veces y así fue, progresivo hasta empezar a entrenar diez veces por semana, que es lo que entreno ahora”.


Mientras cursaba Kinesiología en Buenos Aires, tuvo que tomar una decisión: “Cuando terminé la facultad, ya tenía también que decidir. Si dedicarme a lo que es natación o trabajar de lo que me recibí, de kinesiólogo”. Eligió nadar.

El triunfo en Canadá llega como resultado de un largo camino de preparación y adaptación, para llegar a Canadá en su mejor forma, Matías entrenó con un equipo italiano y adaptó su cuerpo a las condiciones extremas. “Hace un año estoy con un entrenador de la selección italiana. Entrené alrededor de dos meses y medio en Roma. Mediados de marzo, abril, mayo y un poquito de junio”, detalla.

Tal como uno imagina, nadar en el mar trae sus dificultades: “Uno siente que flota más, pero lo que más te complica es que inconscientemente tragás agua. Te estás hidratando con lo que te dan y capaz que algo te va entrando y de pronto empezás a sentir como un asco en la panza con el correr de las horas”, cuenta. A eso se suman otras molestias físicas: “La sal se va secando y después llegás como todo medio raspado”.


Pero las competiciones no son el único vínculo de Matías Díaz con el mar. Hace algunas semanas inició una campaña con la fundación Por el Mar para dar mensajes sobre la protección marina. En uno de ellos destaca la importancia de los bosques de macroalgas como “nos dan parte del oxígeno que respiramos, absorben dióxido de carbono, son hogar y alimento de muchas especies y además, mejoran la calidad del agua” y que están en peligro “Por eso es importante que trabajemos juntos para impulsar la creación de nuevas áreas protegidas”, afirma en  uno de sus posteos. 

A la hora de elegir un animal con el que se identifica, lo tiene claro: “pingüino: son muy rápidos y porque me gusta más el agua fría que la caliente”. Matías Díaz Hernández con su triunfo en Canadá se encuentra en un gran momento profesional y sigue entrenando con tenacidad para cumplir su objetivo: competir en los Juegos Olímpicos. 

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