El pasado 15 de noviembre la Escuela Especial N° 9 de Río Turbio se convirtió en el escenario de un emocionante proyecto comunitario: la reactivación de su invernadero.

Este espacio educativo, concebido como un lugar de aprendizaje y contención, volvió a cobrar vida gracias al esfuerzo conjunto de docentes, la asociación cooperadora de la institución y el valioso aporte de Ramiro Balmaceda, quien participó voluntariamente en la iniciativa.

El objetivo del proyecto es claro: ofrecer a niños, jóvenes y adultos la oportunidad de aprender a través del contacto con las plantas, fomentando el desarrollo personal y el fortalecimiento de habilidades prácticas.


La jornada contó con la destacada participación de huerteros locales de la Cuenca, quienes aportaron su experiencia y dedicación para garantizar el éxito del día. Walter Cayo, Silvia Gómez, Karen Paillán, Jazmín y Verónica Galván fueron algunos de los colaboradores que trabajaron codo a codo en este esfuerzo colectivo.

La Seño Camila Paillán y Ramiro Balmaceda lideraron la coordinación de la actividad, demostrando el poder de la colaboración para impulsar proyectos educativos que benefician a la comunidad.

Además, el equipo docente, no docente y directivo de la Escuela Especial N° 9 jugó un papel fundamental en la organización y ejecución de la reactivación.


“Valoramos mucho este tipo de iniciativas, que se logran gracias al aporte solidario de todos los que participan,” expresaron desde la institución, destacando cómo estos espacios no solo educan, sino también generan vínculos y fortalecen el tejido social.

La reactivación del invernadero significa un logro para la escuela y un ejemplo de cómo la solidaridad y el compromiso pueden transformar proyectos en realidades tangibles, brindando nuevas oportunidades a quienes participan.

Fuente: Con información de INTA AER Río Turbio

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