El tema “narcotráfico” ocupa un lugar muy importante en la agenda que proponen los medios, y últimamente el Poder Judicial busca responder a esa libreta a través de títulos grandilocuentes y condenas ejemplificadoras que se aplican a los eslabones más frágiles de esa cadena ilegal de estupefacientes.

Por estos días, dos casos de narcotráfico se juzgan en forma simultánea en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Ushuaia. En ese marco, el fiscal general federal, Adrián García Lois, solicitó condenas de entre 4 y 5 años y 8 meses de prisión para los cinco imputados.

Dos de las imputadas están acusadas del transporte de casi dos kilos de cocaína y fueron descubiertas cuando ingresaban a Ushuaia a través del Aeropuerto Malvinas Argentinas, en enero de este año. Para ellas, Yamila Solís y Graciela Flores, el funcionario judicial pidió 5 y 4 años de cárcel respectivamente. Por el plazo de la condena, sería de cumplimiento efectivo.

En la Argentina, según un estudio realizado por Alejandro Corda, integrante de la Asociación Civil Intercambios, alrededor del 70% de las mujeres que están en prisión cayó por delitos relacionados con drogas. Un 90% de ellas son extranjeras, en su mayoría de países latinoamericanos.

De este mismo informe, titulado “Encarcelamientos por delitos relacionados por estupefacientes en Argentina”, se desprende que la mayoría de las personas detenidas por este ilícito “lo hicieron como actores menores y llevados por situaciones de vulnerabilidad, que en el caso de las mujeres aparecen acentuadas, y más aún si son extranjeras”.

Es el “como si” de las instituciones públicas, que en función de dar respuesta “al flagelo del narcotráfico” y al reclamo de “Justicia”, utiliza como chivo expiatorio a las “mulas”, que en general son mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

El defensor público Patricio Varela sostuvo que generalmente las mujeres “desempeñan roles de poca importancia en la cadena del tráfico ilícito de drogas, ya que son las encargadas de entregar las sustancias a los consumidores, o bien quienes transportan el estupefaciente escondido en su cuerpo o disimulado entre sus pertenencias –‘mulas’– asumiendo los papeles de mayor exposición, ya que son los eslabones visibles de la cadena y por ende con mayor riesgo de detección y aprehensión” (Varela, 2009: 69-95). Que paradójico, son las más visibles y las más invisibilizadas.

Este caso, que está siendo juzgado en Ushuaia, no escapa a esa ecuación. El problema con esta lógica es que las cárceles se llenan de mujeres pobres, mientras que los varones narcos siguen afuera, libres, ricos… Impunes. De todas maneras, hay que esperar cuál será el veredicto.

Actualización: Este mediodía se conoció la sentencia, y ambas mujeres fueron condenadas a más de 4 años de prisión, por lo que la pena es de cumplimiento efectivo, aunque los abogados defensores no descartan algunas herramientas procesales que les permitan eludir la cárcel

 

 

Luz Scarpati

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