La Fundación Conociendo Nuestra Casa (FCNC) cumple cuatro décadas de trabajo ininterrumpido con los jóvenes de Puerto Deseado, reforzando los valores de identidad local y la importancia de proteger la naturaleza que los rodea.

“Nuestro emblema es el respeto y cariño en todo lo que hacemos. Eso es lo que nos representa a dónde vamos y consideramos que todo aquel que se relaciona con la naturaleza, aprende del lugar en donde vive”, dice Eduardo Carnota, quien es el director ejecutivo de la Fundación Conociendo Nuestra Casa desde hace 12 años, pero que colabora en las actividades desde hace 30.

La Fundación promueve, hace ya 40 años, acciones para que los niños y jóvenes puedan desarrollar un fuerte sentimiento de pertenencia por su lugar. Mediante la práctica de voluntariado, tienen además el objetivo de que, quienes participan, desarrollen valores y principios vinculados al conocimiento del entorno social y natural. De esta manera, cumplen un rol fundamental en el fortalecimiento de la identidad local y en el cuidado de la naturaleza de Santa Cruz.

Carnota detalla que “llegamos aproximadamente a 40 jóvenes en forma directa, pero, además, tenemos un sistema educativo, ambiental, deportivo y social, que nos lleva a recibir a aproximadamente 1300 chicos -de forma indirecta- mediante los programas de la Fundación”. Desde hace diez años, cuentan con sede física propia en Puerto Deseado, donde la Fundación utiliza la náutica para que los jóvenes vivencien lo que les van enseñando en el plano teórico. Ofrecen clases de historia y geografía, enfocándose en la fauna y flora, aquello que, dice Eduardo, les gusta nombrar como “los adornos de nuestra casa más, que es el mundo entero”.

El deporte es la forma que tienen de convocar a los jóvenes, y eso permite que “el proyecto pueda adaptarse a cualquier rincón de nuestra provincia, ya que a nuestra Patagonia llega mucha gente de afuera en búsqueda de trabajo, pero hay un gran desconocimiento de la naturaleza local”, concluye Carnota. 

Ese ambiente del que habla Carnota, es ni más ni menos que el enorme y variado ecosistema que existe en Santa Cruz y que resulta desconocido no sólo para los que recién llegan, sino para muchos oriundos de la provincia. No se trata solamente de ver y proteger lo que está en la superficie, sino que la biodiversidad marina de Santa Cruz también forma parte de las enseñanzas: los bosques sumergidos de macroalgas, son una de las principales fuentes de oxígeno y grandes aliados para la lucha contra el calentamiento global, por lo que su conocimiento y cuidado resulta fundamental para todos quienes habitan, no sólo en Santa Cruz, sino el mundo entero.

Mediante la náutica, la FCNC ha encontrado la manera de ofrecer actividades gratuitas y recreativas que permiten, además, que los jóvenes puedan generar oficios y recursos económicos en el futuro. No sólo eso, también resultan una fuente de inspiración para muchos: Macarena Salgado, nacida hace 22 años en Puerto Deseado, inició su camino en la Fundación a los once, participando de unas charlas que ofrecía Marcos Oliva Day, el ya fallecido fundador de Conociendo Nuestra Casa. “De a poquito me fui metiendo en la huerta (cuentan con un vivero modelo), en las charlas con los chicos de cuarto grado, pero lo que me cautivó fue el kayak, los campamentos y las travesías que hacíamos. Se volvió mi lugar seguro, mi segunda casa y creo que todas las personas que pasaron por la fundación han tenido una experiencia similar, porque es muy lindo el ambiente que se genera”.

“Siento que me brindó la conciencia ecológica del ambiente y las experiencias que viví estando allí me llevaron a tomar la decisión de estudiar Ciencias Biológicas, lo que estoy haciendo hoy en Puerto Madryn (Chubut). Actualmente sigo participando, pero no tan activamente porque estoy viviendo en otro lugar, aunque siempre que puedo, colaboro: dando charlas a los nenes, a la gente mayor, a los turistas, transmitiendo el proyecto y brindando clases de kayak”, cuenta Macarena.

Los jóvenes empiezan en la Fundación alrededor de los 9 años y hasta los 16, forman parte de la formación de “monitores”, quienes son los encargados de transmitir la teoría y la práctica aprendidas en las escuelas de la localidad. Bladimir Zamora, de 25 años, colabora con FCNC, luego de ser uno de los monitores: “Tengo mucho para agradecer, tanto a Marcos (Oliva Day) como a Eduardo (Carnota) y Malala (María Laura Gaona). Gracias al trabajo que han realizado y que hacen hoy en día, le dan una mano muy grande a la naturaleza y a los chicos. Cada vez que estoy con tiempo y en Puerto Deseado, voy a colaborar; la Fundación genera un vínculo muy fuerte”.

Este espacio de puertas abiertas de educación no formal, que llega a los barrios y a las escuelas, realiza además viajes de divulgación por distintos lugares, extendiendo los valores y la importancia de cuidar la naturaleza. Han estado en Río Gallegos y Los Antiguos y también en Chile y hasta llegaron a Irlanda, donde una réplica copia actualmente el sistema de voluntariado que armó la Fundación. “Se trata de prepararlos para la vida y, para eso, se necesita no sólo estudiar, sino también ser prácticos”, opina Carnota. Además de sus propias actividades, apoyan campañas y propuestas de distintos organismos que ayudan a que los chicos vayan tomando interés por el mar y la naturaleza.

Quienes estén interesados en contactar a la Fundación, pueden hacerlo a través de sus redes sociales: 
https://www.facebook.com/ConociendoNuestraCasaFundacion
https://www.instagram.com/fcncasa/

Lucía Fernández Hadid

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