Un viaje en barco, con la Antártida como telón de fondo, reunió a 76 científicas de todo el mundo con el propósito de estudiar los impactos del cambio climático y visibilizar la importancia de la mujer en la ciencia y en roles de liderazgo.
La expedición fue impulsada por Homeward Bound, una iniciativa australiana que busca empoderar al género femenino a fin de ayudar, animar y conectar a mujeres dispuestas a contribuir a nivel local y global para crear un mundo sostenible desde cualquiera de los campos de la Ciencia. La primera edición se llevó a cabo en 2016 y zarpó finalmente a la Antártida en diciembre del año pasado; la segunda saldrá hacia el al continente más Austral de la Tierra en 2018. ¿Qué les espera? Tres participantes relatan su experiencia.
A la meteoróloga escocesa, Alison Davies, le ocurrió algo similar: “Encontré la página en Internet y las palabras ‘Antártida’, ‘mujeres’ y ‘liderazgo’ rápidamente me llamaron la atención. Siempre quise conocer la Antártida desde que era una niña y este programa reunía varios de mis intereses. Entonces no lo dudé, era algo ideal para mí”, comenta.
Para Deborah Pardo, francesa y especialista en Demografía, dinámica de población y Ecología evolutiva; la situación fue bastante diferente: “Me enteré del programa mientras estaba en mi licencia por maternidad, hace dos años atrás. Trabajaba desde mi casa porque necesitaba obviamente ocuparme de mi bebé y al mismo tiempo estaba asistiendo a una estudiante con sus estudios de posgrado. Ella fue quien me dijo ‘deberías aplicar a este programa’, entonces comencé a buscar información y no tuve ni que pensarlo, quise formar parte desde el primer momento”, recuerda.
Las participantes que fueron seleccionadas para integrar la expedición llegaron hasta la ciudad de Ushuaia, en Argentina, y desde allí comenzaron el viaje que se prolongó durante 20 días en los que se dedicaron a explorar los impactos del cambio climático en la zona más austral del planeta.
Pardo, quien cuenta con varios años de experiencia interpretando los efectos relativos al impacto humano y del cambio climático en especies en peligro de extinción, explica: “Durante el viaje estuvimos observando el lugar y conversando mucho con otros científicos que han estado estudiando los glaciares. Sus investigaciones muestran que hay algunos que efectivamente se están achicando y que la cantidad de agua está cambiando completamente los ecosistemas. Es decir, debido a todo ese hielo que se derrite, el agua de los océanos está siendo modificada, tiene una composición diferente y, en consecuencia, impacta en todas las cadenas alimenticias del mundo natural que nos rodea”.
Y agrega: “Absolutamente toda la flora y fauna marina se ve afectada por este proceso. No sabemos todavía lo que va a suceder y cuáles van a ser las implicaciones en el largo plazo, lo que si podemos saber es que está sucediendo. En la actualidad, el cambio climático afecta a todas las zonas y pueblos del mundo”.
Young, que además de estudiar sobre Alaska, trabaja y vive allí, brinda una observación de primera mano sobre ambos polos geográficos: “Hoy en día, la tasa de cambio de temperaturas en el Ártico es del doble si lo comparamos con el resto del globo. Por tanto, hay varios cambios dramáticos en curso, desde la desaparición del hielo marino hasta la alteración en los patrones de migración de las aves. Incluso he presenciado el retiro de glaciares en los siete años que he vivido aquí. Por otro lado, a la Antártida generalmente la consideramos tan remota que creemos que no puede ser afectada por las acciones humanas. Sin embargo, los impactos del cambio climático también se están sintiendo. Aprendí que algunas colonias de pingüinos están disminuyendo en número debido a que tienen un acceso limitado a sus fuentes de alimento, mientras que otras especies de plantas y animales migran aún más al sur a medida que las temperaturas aumentan”.
Por su parte, Davies sostiene: “Como meteoróloga creo que avanzar en los estudios sobre las condiciones del tiempo y el cambio climático es muy importante. Necesitamos incrementar la capacidad de liderazgo femenino en estas áreas, comprender bien estos asuntos tan complejos y poder ser modelos a seguir para la ciudadanía. Así podremos empezar a influenciar a quienes tienen la tarea de tomar decisiones para que diseñen políticas que sean compatibles con un ambiente afectado por el cambio climático”.
Fuente: EL PAÍS