En 2012, el 40 por ciento de los que tenían el virus no lo sabían; para 2022, esa cifra se redujo al 13 por ciento. Un tercio de los que están al tanto de su situación, sin embargo, acuden al sistema sanitario recién cuando su salud está deteriorada.
El testeo es un paso clave en el combate de la epidemia del VIH. En este sentido, que cada individuo conozca su condición contribuye a iniciar los tratamientos disponibles y acceder a una mejor calidad de vida. En Argentina, cada vez son menos las personas que desconocen si son portadoras: de acuerdo a las cifras que arrojan los boletines epidemiológicos oficiales, si bien en 2012 el 40 por ciento de los individuos con el virus de la inmunodeficiencia humana no sabía que lo tenía, para 2022 ese porcentaje disminuyó al 13 por ciento.
En esta línea, la incorporación de los test rápidos fue central en la medida en que favoreció el acceso al diagnóstico por parte de la población y acotó, de esta manera, un problema histórico del rubro: la conexión de los pacientes con las instituciones sanitarias. La estrategia promovida desde Fundación Huésped –organización de referencia en el área– se vincula con la instalación de postas, sin la necesidad de profesionales ni de equipamientos muy sofisticados. Solo basta con un pinchazo en el dedo y aguardar de 15 a 20 minutos hasta que el resultado esté listo. Bajo esta premisa, salir en busca de las personas y no aguardar a que estas visiten algún profesional ni institución de la salud contribuye a superar la burocracia (que en buena parte de los casos desalienta las consultas) y agilizar los procesos.
Asimismo, desde Huésped buscan impulsar un cambio cultural en las prácticas médicas. De la misma manera que los profesionales de la salud, ante cada consulta, envían a sus pacientes a realizar una batería de estudios, se trata de inculcar que entre esos análisis se pueda incorporar al test de VIH como parte de la rutina. Naturalizar la necesidad de su presencia, desde aquí, también podría ayudar a normalizar su existencia como requisito de importancia.
En 2012 vivían en Argentina 110 mil personas con VIH y el 40 por ciento no lo sabía; mientras que en 2022 eran 140.800 quienes lo tenían y el 13 por ciento no conocía esta situación. La meta a nivel mundial, establecida por Naciones Unidas, es que el 90 por ciento de los pacientes conozcan cuál es su situación. Según sostuvieron fuentes de Huésped, de ese 87 por ciento que hasta 2022 conocía su estado, un tercio accedió a la información de manera tardía, es decir, cuando ya tenía sida y otras enfermedades habían contribuido a deprimir su sistema inmune. Aunque actualmente es posible revertirlo en base a una combinación de medicamentos, los cuadros, potencialmente, pueden complejizarse.
Este martes se conmemora el Día de la prueba del VIH, precisamente, para concientizar acerca de la relevancia del chequeo, desestigmatizar (a muchas personas aún les produce vergüenza y temen posibles discriminaciones), así como también, llevar un control de los números de la epidemia. Bajo el lema “Sumá tu gotita, hacete el test de VIH”, Huésped lanzó su campaña federal para visibilizar los dispositivos de testeo gratuitos repartidos en las diferentes jurisdicciones del país. Junto a la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires realizarán una jornada de testeo de VIH gratuita el martes 27 de junio de 9 a 14 en la calle Perú 160.
La vigilancia epidemiológica, como enseñó la pandemia del coronavirus, debe ser activa porque la interacción de los patógenos con las personas puede verse modificada conforme transcurre el tiempo. Por ejemplo, a diferencia de lo que se creía décadas atrás, hoy se sabe que aquellos individuos que tienen VIH indetectable por seis meses o más, no lo transmiten por vía sexual. Disponer de los datos y saber, a ciencia cierta, cuantos individuos tienen VIH puede servir para ajustar las políticas sanitarias con el propósito de controlar la infección.
Fuente: Página/12