Desde hace una semana el valle de Punilla y la región de Traslasierra en la provincia de Córdoba se ven afectados por incendios forestales que amenazan el bosque nativo, la fauna y a las poblaciones de la zona. A pesar de los esfuerzos la situación aún no ha podido ser controlada.

La provincia de Córdoba tiene uno de los ambientes naturales más deteriorados del país. Sus bosques prácticamente han desaparecido en los últimos 100 años debido a la deforestación para la expansión de la frontera agropecuaria, la industria maderera y los negocios inmobiliarios. A la deforestación se suman los incendios forestales, los cuales en la mayoría de los casos son de origen antrópico y sobre los cuales existe siempre la sospecha (muchas veces justificada) de que se producen para poder desmontar zonas para el desarrollo de actividades productivas.

Todos los años, con una precisión de relojería, la provincia sufre espectaculares incendios forestales que golpean un poco más a un ambiente natural con un impacto acumulado enorme, lo que significa que cada vez es más difícil para el bosque recuperarse. Esta situación pone en peligro a la biodiversidad, al ciclo del agua y a los suelos, poniendo además en una situación grave a las poblaciones asentadas en el territorio, ya que el deterioro de los bosques afecta al suministro de agua y a los regímenes de lluvia, entre otras cosas.

Desde hace una semana los incendios se propagan en la provincia. El valle de Punilla y la región de Traslasierra es escenario de espectaculares incendios que no dan respiro a los combatientes que intentan contener las llamas para evitar que el fuego destruya las casas de los desesperados habitantes de la zona. Hasta el momento unos 1200 bomberos voluntarios han colaborado en los trabajos para contener los incendios. Desde el lunes 23 unas 5000 hectáreas se han visto afectadas, y aunque no se han lamentado hasta el momento daños a viviendas o pérdidas de vidas humanas, el impacto ambiental es enorme. La situación climática no colabora y reinan las altas temperaturas y los vientos intensos que dificultan la labor de los bomberos y colabora con la propagación del fuego.

La situación en el valle de Traslasierra es desesperante con focos de incendios en el norte y en el sur. En este momento se mantienen activos tres focos de incendios en las zonas de Salsacate, Santa María Punilla y Mina Clavero, para los cuales el Ministerio de Seguridad de la Nación desplegó una serie de aviones hidrantes para combatirlos. En las zonas de Traslasierra, Salsacate, Villa Cura Brochero, Mina Clavero y Nono durante la jornada del lunes trabajaron seis aviones hidrantes: dos de Nación, cuatro del gobierno provincial cordobés, y un helicóptero. Las llamas bordearon el río de los Sauces, que atraviesa esa área turística. Por prevención, hubo pobladores evacuados y escuelas rurales cerradas.

La situación para los habitantes es desesperante. Se viven intensos momentos debido a la cercanía de las llamas con las poblaciones, como es el caso de Nono y Mina Clavero. Frente a la incertidumbre y la proximidad del fuego, los vecinos y vecinas se organizan para colaborar en el combate contra el incendio. Sin dormir, cargando bidones y baldes de agua, y cubriendo sus rostros con improvisados barbijos hechos con sus prendas, los lugareños se esfuerzan por sofocar los pequeños focos que van apareciendo y que de no ser controlados pueden expandirse complicando aún más la situación.

Si bien la prensa y las autoridades atribuyen los incendios a las condiciones secas, las altas temperaturas y los fuertes vientos, y a la picardía o imprudencia de algunas personas que accidentalmente, o con intención de hacer daño, incendian algún pastizal, no son pocas la personas que sospechan que detrás de estos sistemáticos incendios existe una intencionalidad guiada por intereses económicos relacionados a la industria agrícola y a los negocios inmobiliarios, de forma similar a lo que se denuncia tras los incendios en la selva amazónica. La legislación vigente prevé una pena de hasta 10 años de cárcel para quienes provoquen incendios forestales, pero la realidad es que pocas veces se logra determinar el origen del fuego que ocasiona los desastres.

Si las condiciones climáticas lo permiten, con un descenso de la temperatura y disminución de los vientos, la situación para los bomberos mejoraría sustancialmente permitiendo controlar el fuego.

Abel Sberna

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