EL ROMPEHIELOS presenta el ciclo “Recuerdos de Malvinas”. Seguí estos relatos todos los domingos y miércoles.
El siguiente fragmento pertenece al libro LA NOCHE QUE SONÓ LA ALARMA (inédito). En esta ocasión, en exclusiva para los lectores de EL ROMPEHIELOS, Carlos Maida, quien era comerciante en la época del conflicto, nos cuenta su experiencia.
Una inmensa sensación de soberanía

En principio, como a muchos argentinos, fue un sentimiento, una situación muy contradictoria. Por un lado, la inmensa alegría de recuperar las islas Malvinas; y por otro lado, uno vislumbraba de alguna manera unas intenciones no muy claras por parte de un gobierno que justamente no se caracterizó por su anti-imperialismo practicante, sino todo lo contrario por haber entregado en forma constante y sistemática todo lo que representó Argentina (que después tuvo su correlato en el gobierno de Menem).
Hay cosas que van más allá de gobiernos civiles o gobiernos militares. Son políticas de estado las que en definitiva han orientado los últimos cien años de nuestro país.
Para mí, en lo personal, recuperar las islas Malvinas era una cosa que causaba una inmensa sensación de soberanía; defensa de lo nuestro; de reivindicación histórica que de alguna manera se había concretado.
No dudé ni un instante de participar con alborozo de lo que eso significaba y manifestarlo públicamente, inclusive a riesgo de que, en ese momento, me metieran preso. La verdad, me importaba tres cominos.
Yo era un joven comerciante en esa época. Tenía 25 o 26 años.
Me embanderé inmediatamente. No me identificaba para nada con el gobierno, todo lo contrario, pero me parecía que esto trascendía cualquier expectativa. Y que si se tomaba una actitud anti-imperialista, había que salir de alguna manera… Y me pareció que en aquel momento Río Grande amaneció muy frío… Para llamar la atención empecé a andar en contramano, para ver si con eso generaba algún tipo de respuesta.
Recién cerca del mediodía hubo mucha gente que empezó a juntarse; que empezó a entender que se iniciaba la gesta de Malvinas. Y esto con independencia del resultado final que creo que todos lo teníamos claro: las guerras se pierden en las decisiones políticas; no en el campo de batalla. La decisión no tenía correlato con la actitud de relación carnal que en ese momento tenía Galtieri con los Estados Unidos, y mucho menos para lo que significaba Inglaterra para nuestro país.
En el fondo la decisión era: si sale bien la movida, nos quedamos un poquito más. Había una persecución de entronizarse en el poder. Por ejemplo, si las Naciones Unidas hubiera obligado al Reino Unido a negociar, y a tener las dos banderas en la isla, no sé si otra no sería nuestra historia.
Ese mismo día me ofrecí como voluntario para ir a defender las Malvinas.
Me dijeron que no.
LA NOCHE QUE SONÓ LA ALARMA es una investigación histórica que compila testimonios de la población civil de Río Grande durante la guerra de Malvinas; cómo se vivía y se desarrollaban las actividades en los distintos sectores de la ciudad; las experiencias más variadas y personales en relación al conflicto bélico.
Sus autores son Mingo Gutiérrez, Esteban Rodríguez y Fede Rodríguez.
Fede Rodríguez
Ilustración: Germán Pasti
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