En una aventura sin precedentes,  4 amigos cruzan el canal Beagle con dirección sur hacia la isla  Navarino en Chile con un plan: recorrer a pie de norte a sur por más de 150 kilómetros buscando los sitios más vírgenes para la pesca con mosca en el continente Americano.

Todo comenzó un año atrás, como una de esas ideas locas que nunca suelen llegar a concretarse, pero esta vez sería diferente. Mi amigo Esteban y yo pescamos con mosca juntos desde hace años, nos gusta mucho recorrer a pie nuestra provincia, la más austral de Argentina, Tierra del Fuego. Siempre en nuestras salidas hablamos mucho de ir a pescar y conocer lugares más vírgenes, lugares más lejanos, de esos que solo puede llegarse a pie y realizar un documental de ello. En una de esas charlas surgió la idea de ir a la isla Navarino, un sitio que está cerca de Ushuaia, nuestra ciudad de residencia. A pesar de encontrarse a pocos kilómetros, cruzando el canal Beagle muy pocos fueguinos la han visitado.

Los preparativos

Sabíamos por algunas historias y relatos de lugareños que la Isla tiene buena pesca de truchas, aunque la única forma de llegar a los lagos y ríos donde habitan es caminando. Allí comenzó nuestra aventura, decidimos ir, pusimos fecha y empezamos a delinear los detalles.

Gracias a las imágenes satelitales pudimos planificar nuestro camino y calculamos que habría que caminar unos 150 kilómetros en 15 a 20 días. Teníamos en claro que debido al largo tiempo tendriamos que racionar muy bien la comida, ya que todo nuestro equipamiento y provisiones debían ir en nuestras mochilas. Allí no hay caminos ni sendas y es imposible realizar un abastecimiento.

La fecha de partida estaba pensada para el 16 de febrero, el equipo seria Esteban, Carlos, mi hermano Simón y yo. Antes de la partida nos aprovisionamos con víveres básicos, y el resto sería lo que pudiésemos conseguir en la Isla. Planificamos el recorrido y utilizariamos un gps para seguir los rumbos establecidos. Pensamos que nos tomaría alrededor de dos semanas para dar la vuelta a la isla, partiendo desde el canal Beagle en el norte de la Isla hasta la bahía Windhond en el sur y de regreso por las montañas más altas hasta el pueblo.

La Isla Navarino

Tiene más de 2400 kilómetros cuadrados y solo existe un pequeño pueblo de menos de 2000 habitantes llamado Puerto Williams en la costa del canal Beagle. La geografía es de lo más accidentada, empinadas montañas atravesadas por valles, ríos y lagos. La vegetación es exuberante, los bosques australes de guindos, lengas y ñires se vuelven impenetrables en algunos sitios y los extensos turbales son extremadamente agotadores para las piernas, también existen varias especies de arbustos como calafates y michay, que en esa epoca estan llenos de deliciosos frutos y en el suelo se ocultan bajo sus hojas las rojas y dulces frutillas de magallanes. En lo que respecta a la fauna local, muchas aves y unos pocos guanacos componen los animales autóctonos, pero se pueden encontrar especies introducidas por el hombre como castores, visones americanos, ganado bovino y equino salvaje y también perros asilvestrados.

La aventura

El sábado 17 de febrero comenzamos a caminar desde Caleta Eugenia, unos 30 kilómetros al este de Puerto Williams. Con las mochilas muy cargadas encaramos la subida al cerro Miseria no sin antes atravesar unos bosques muy cerrados. Desde la cima se tienen unas vistas alucinantes del Beagle y Tierra del Fuego hacia el norte y del gran lago Navarino hacia el sur. La cumbre es larga, plana y sin vegetación por lo que avanzamos a gran velocidad. Al descender hacia el Lago Poyoyo, sitio donde pasariamos tres noches, tuvimos un encuentro con dos perros salvajes que nos venian acechando sigilosamente. En un momento, dentro de un frondoso bosque de guindos, los animales se acercaron de manera tranquila, pero luego intentaron atacarnos y con palos y gritos logramos alejarlos, los días siguientes los escuchamos ladrar a lo lejos pero no hicimos contacto visual. Después del Poyoyo recorrimos el extenso y hermoso lago Navarino, el más grande de la isla, donde pasamos varias noches mientras lo transitamos. En el extremo sur del lago nace el río con el mismo nombre que aguas abajo desemboca en el mar austral, muy próximo al archipiélago del Cabo de Hornos. Luego de recorrer la hermosa bahía Windhond, el punto más al sur de nuestro viaje, comenzamos a volver y cambiamos el rumbo hacia el norte, subimos el río Windhond para llegar al lago con el mismo nombre, allí se encuentra el Refugio Charles, una vieja construcción de chapa y madera construida por el ejército chileno. En ese sitio pasamos dos excelentes noches antes de encarar el cruce por la montaña para luego de dos extenuantes días arribar al pueblo.

La Pesca

Fuimos a la Isla a buscar truchas, la pesca con mosca es la pasión que nos motivó a realizar esta aventura. El sitio es muy virgen, pocos rastros de humanos. Las truchas no fueron introducidas como en toda la Patagonia, llegaron ahí por sus propios medios, nadando por el mar y remontaron los ríos hasta los lagos. Las capturas fueron muy buenas en cantidad y tanto Simon como Carlos capturaron las más grandes en el río Navarino, una Steel Head (trucha arco iris que baja al mar a alimentarse y vuelve al río a desovar) de 4 kilos y una marrón residente de 3 kilos respectivamente. Los ambientes fueron muy diversos y generosos y la especie de trucha más abundante fue la Trucha de arroyo o fontinalis.

La comida

Este fue un punto muy importante, como mencione antes, solo llevábamos con nosotros lo que entraba en nuestras mochilas y lo que nuestro físico pudiera cargar, por lo que las raciones de comida eran muy limitadas. Hay que tener en cuenta que el estar a la intemperie tantos días, más la gran cantidad de kilómetros recorridos por terreno agreste, sin demarcar y cargando tanto peso hacen que la energía tienda a ir en baja, y más aún con una ingesta de calorías menor al gasto diario. Pero gracias a la pesca y la recolección de bayas silvestres pudimos resistir bien la travesía, aunque al final de la misma en promedio habíamos bajado unos 5 kilos cada uno.

Recapitulando

La aventura fue increíble, los paisajes, las vivencias, la sensación de completa aislación, la naturaleza en su máxima expresión y más de 150 kilómetros recorridos a pie. La mejor forma de describirlo se resume en la palabras que Carlos dejó escritas en el libro de visitantes del refugio Charles en el lago Windhond: “Sin más expectativa que la misma aventura, entre la turba, bosques impenetrables, costas de las más diversas y los escenarios más espectaculares transformamos gotas de sudor en fuerza y coraje, en lo lejos el tiempo se detuvo. Sin mas que decir nos llevamos mucho más de lo que vinimos a buscar”.

Uceniaka es el nombre Yagan (pobladores originarios del canal Beagle) para la isla Navarino.

 

Fotos y texto: Leandro Herrainz
Corrección: Ximena Fernandez

Deja tu comentario