El Saint Christopher es una embarcación encallada en las costas de Ushuaia desde hace más de medio siglo. Su silueta ya se ha convertido en parte del paisaje y de la identidad cultural de la ciudad. Hoy el barco acusa gravemente el paso del tiempo y se teme por su destino. EL ROMPEHIELOS dialogó con Julio Lovece, presidente de la Fundación Ushuaia XXI, acerca de un proyecto impulsado para salvar al Saint Christopher.
La identidad de un pueblo es dinámica. Se trata de un proceso en continua evolución que se construye desde la historia, la topografía, los movimientos demográficos, los aportes culturales y tantos otros factores que articulados dan forma al “quién somos” de una sociedad. Cada pueblo cuenta con ciertos objetos, edificios o sitios que atraviesan todos estos cambios, y se establecen como verdaderos íconos que representan a una parte de su identidad. En el caso de Ushuaia, sería descabellado negar que el Saint Christopher es un pedazo fundamental de nuestra historia y cultura. Lamentablemente, el estado de conservación de esta embarcación también habla mucho de nuestra identidad e idiosincrasia. El barco se cae a pedazos y corre el riesgo de no resistir durante mucho más el inexorable paso del tiempo.
El Saint Christopher fue un remolcador construido durante la Segunda Guerra Mundial al servicio de la Marina de Estados Unidos. Luego de la guerra, fue adquirido por la empresa Salvamar, que lo utilizó para intentar el rescate del buque Monte Cervantes, naufragado en el Canal Beagle en el año 1930. Luego de varios años de trámites y meses de intenso trabajo, en el año 1954 la empresa fracasa rotundamente y el Saint Christopher, con daños en su timón y en su planta propulsora, descansará para siempre en la Bahía de Ushuaia.
Este año, la Cámara de Turismo y la Fundación Siglo XXI iniciaron una campaña para salvar al Saint Christopher de su actual situación de deterioro. Luego de impulsada la iniciativa, han sido numerosas la instituciones que se han plegado para acompañar la importante iniciativa.
“Dicen los expertos que la historia de los pueblos es siempre el resultado de procesos culturales y sociales de enorme complejidad. Su conocimiento se vuelve un imperativo necesario en la vida de los hombres, en cuanto su historia, las huellas de su pasado que permiten el acercamiento a sus raíces, confieren identidad cultural y reafirman el sentido de pertenencia a una sociedad determinada”, comenta Lovece al ser consultado sobre la importancia del Saint Chrisopher como parte de la cultura y la identidad de la sociedad de Ushuaia.
Lamentablemente, este importante “monumento” se encuentra en peligro: “los relevamientos realizados este año por Prefectura Naval de Ushuaia y por la firma especializada Yacht Design, del Arquitecto Naval Jorge Andrés Drozd, coinciden en aspectos fundamentales: el barco se encuentra debilitado en su casco de madera por acción del teredo (molusco que come la madera) y por efectos climáticos y ambientales”, explica Lovece. “El peso de la cubierta, de metal, ejerce una presión que, agravada por la inclinación del remolcador, están quebrando en dos su casco, comenzando por el sector más afectado, que es el de popa”
A este paso, el Saint Christopher puede desaparecer en muy poco tiempo. La falta de cuidados en su estructura ha dado como resultado un estado preocupante que exige tomar medidas inmediatas para revertir su destino. “Todo parece indicar que se deberá efectuar un aislamiento del agua, con la construcción de una contención de piedra y tierra, dejando en seco al barco, y trabajar en su interior reforzando su estructura, uniendo las rajaduras abiertas en su popa, reconstruyendo parte de su cubierta podrida y en gran medida inexistente y, finalmente, un tratamiento técnico que ponga límites a su deterioro”, explica Lovece sobre las tareas que los expertos entienden que se deben llevar adelante para salvar al barco.
La empresa parece enorme. Su concreción depende del apoyo popular, de la voluntad de las instituciones que la impulsan y, necesariamente, de la voluntad política que el Estado deberá asumir en orden de preservar el valioso patrimonio histórico y cultural de nuestra ciudad.
“No tengo dudas que el Saint Christopher, si ya era un símbolo de nuestra ciudad, lo será también de la voluntad de todos los pobladores que manifiestan, de esta manera, el deseo y la imperiosa necesidad de vivir en una Ushuaia más auténtica, con valores que no siempre pasan por lo económico, lo individual y tradicional”, reflexiona Lovece. “No hemos podido evitar perder gran parte de la fisonomía y del paisaje urbano de Ushuaia, nuestros antiguos edificios, nuestros rincones de la memoria, pero adoptamos al Saint Christopher como un elemento que, de ninguna manera, queremos perder. Es nuestro pasado el que nos ayuda a interpretar quienes somos”.
Abel Sberna

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