Una vez más llega la temporada estival y los cuerpos corren presurosos a alistarse para ser “dignos” de la convivencia en playas y piletas. Nos abruma la desesperación del resultado y anhelamos encontrar los pases mágicos para que en 4 -o menos- semanas podamos obtener esos resultados que no nos ocuparon en todo el año.
Dietas restrictivas, ejercicios extenuantes, tratamientos estéticos de último momento se repiten como las canciones del único CD que gira en el stéreo del auto. Tal apuro a veces nos hace tomar malas decisiones que terminan poniendo en riesgo nuestra salud.
Lo primero que hay que saber es que no existe ningún tipo de tratamiento, dieta o ejercicio que proporcione resultados mágicos. Cada respuesta del organismo debe ser obtenida de manera concienzuda y, sobre todo, segura y en compañía, preferentemente, de un profesional de la salud.
Como en muchas otras áreas, el señor Google es un muy mal consejero a la hora de descubrir fórmulas mágicas. Desde beber vinagre en ayunas, pasando por curiosas tisanas de piel de ananá o régimenes alternativos como las dietas cetogénicas o de “metabolismo acelerado”, uno se encuentra en las páginas del buscador más famoso miles de recomendaciones y recetas grandiosas que prometen resultados garantizados.
Lo segundo que hay que saber es que todos los cuerpos y todos los organismos son diferentes y, como tales, responden de distinta manera ante los mismos estímulos. La única forma de saber cuál es la dieta ideal o el ejercicio justo es consultarlo con los que saben de verdad. Un nutricionista y un instructor, como mínima primera medida, son necesarios para dar un puntapié inicial.
Claro que, mientras tanto, cualquiera de nosotros puede tomar la decisión de empezar a cultivar una vida más saludable, reducir las ingestas de comida chatarra, azúcares refinados, gaseosas, como empezar a hacer caminatas al ritmo de una música placentera o dejar el auto para ir al trabajo en bici, pero tenemos que ser conscientes de que ese plan tiene que tener como objetivo mejorar nuestra calidad de vida y no ponernos una malla de un talle determinado en menos de un mes.
La licenciada Ainhoa Pascual Eiras brinda una serie de consejos útiles que tienen que ver, sobre todo, con estrategia:
- DEJÁ EL PESO FUERA DE TUS OBJETIVOS
Un objetivo muy recurrente es perder peso y, muy a menudo, este objetivo se pretende conseguir en muy poco tiempo, por lo que se recurren a procesos poco saludable y poco sostenibles en el tiempo (exacto: dietas milagros y su inseparable amigo, el efecto rebote).
Por eso, fijate otros objetivos: por ejemplo, en vez de aspirar a perder 5 kilos, aspirá a ser capaz de aguantar 40 minutos de running con el fin de ser la estrella de este verano en la cancha de basket, a realizar más sentadillas o flexiones durante un minutos o ser capaz de jugar con tus hijos más tiempo sin agotarte.
Sin duda alguna, la mejora de tu forma física repercutirá sobre tu peso y silueta, pero lo mejor puede no ser eso sino que empieces a dormir mejor, a sentirte de mejor humor y con ganas de hacer más cosas.
- NO CAIGAS EN LA TENTACIÓN DE LAS DIETAS MILAGRO
La idea no es dejar de comer sino comer más sano. Algunos consejos:
*Eliminá cualquier bebida que no sea agua, leche o jugos naturales de tu menú.
*Borrá la los panificados y cereales industriales de la lista de la compra.
*Evitá el azúcar y la harina en todas sus formas a partir de las seis de la tarde.
*Eliminá los snacks industriales de tu almuerzo y merienda: aprovechá para consumir más fruta, yogurt y/o un puñado de frutos secos.
*Empezá tus comidas y cena con un puré o ensalada. Consumirás más verduras y te sentirás saciado antes.
- ¡EMPEZÁ YA!
Que las fiestas estén a la vuelta de la esquina no quiere decir nada. ¡Empezá mañana mismo! Cuidá al máximo tu alimentación y comenzá creando una rutina de actividad física, y cuando lleguen Navidad y Año Nuevo, podrás darte algún caprichito (una comida en familia, un pan dulce, un poco de chocolate) pero, ¡no dejes la rutina de actividad física ni la intención de evitar el azúcar y la harina a partir de la merienda!
- ADIÓS A LAS EXCUSAS
Si no tienes tiempo:
*Levantate antes y disfrutá de los beneficios de ejercitarte por la mañana.
*Poné en práctica alguno de estos consejos para mantenerte en forma a pesar del trabajo.
*No se necesita un gimnasio para ponerse en forma, el mejor equipamiento es tu propio cuerpo y con una pequeña inversión podés tener todo lo necesario para conseguir hacer lo que te propongas.
- HIDRATATE POR DENTRO Y POR FUERA
Asegurate de tener agua siempre disponible: ya sea un baño, una fuente de agua, una botella propia, etc.
Tampoco debés olvidar hidratarte por fuera: ¡usa crema hidratante! Si vas a ponerte en forma perderás grasa y eso puede hacer que aparezcan estrías.
- QUE LA FUERZA TE ACOMPAÑE
Nuestro cuerpo está hecho para moverse así que incluí actividades de baja intensidad y prolongadas en el tiempo (estacioná lejos para pasear al ir a trabajar y, de paso, vas a encontrar lugar para estacionar más fácilmente; aprovechá el fin de semana para hacer una escapadita al campo o para desempolvar la bici que está muerta de risa en el patio).
Ya hemos visto que el tiempo no es excusa, incluí 2-3 veces a la semana de entrenamiento en intervalos de alta intensidad y, en menos de 30 minutos, así impulsarás tu metabolismo mientras te ponés en forma.
Y recordá: el trabajo de fuerza es tu aliado y no tu enemigo en la pérdida de grasa.
Más allá del repaso y los consejos para empezar un camino de vida saludable y que, de paso, a través de ese estilo se consigan resultados que redunden en un mejor aspecto, lo que importa no es cuán levantada esté la cola o qué tan marcados tengas los brazos, lo importante es mejorar la calidad de vida, que el tiempo de las vacaciones sea placentero y que sirva de impulso para tomar decisiones para el resto del año con un único objetivo: estar sanos.
*Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Entrenadora Personal CPT-NSCA, postgraduada en Nutrición Básica y Comunitaria
María Fernanda Rossi